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ISSN 1989-4163

NUMERO 29 - ENERO 2012

Querida Beatriz

María Teresa Bezos

I Premio Concurso "Cartas a un maltratador" de Barajas

 Massachusets, 23 de Septiembre de 2011

Querida Beatriz:

Te escribo esta carta para decirte que te quiero. Que, a pesar de la distancia que nos separa, sigo unida a ti como lo estuve siempre. No en vano eres mi mejor amiga, mi única hermana. Nunca imaginé que un día recibiría una carta tan triste y desgarradora como ésta. El papel me temblaba en las manos mientras leía aquella maraña de acontecimientos que jamás debieron ser escritos, mientras imaginaba todo el sufrimiento que has tenido que soportar durante estos años. Ojalá lo hubiera sabido antes. De ser así, jamás habría aceptado esta beca en Estados Unidos,

Todavía recuerdo el día en que, radiante, me presentaste a Rodrigo. Era el chico más alto, más guapo, más inteligente de su promoción. “Ya es ingeniero” me dijiste, orgullosa. Al principio todo parecía ir bien: estaba pendiente de ti, te acompañaba a todas partes, te hacía regalos caros, te llevaba a cenar a lujosos restaurantes…nosotras, deslumbradas ante aquel despliegue de atenciones, ante aquellos detalles a los que no estábamos acostumbradas, (padre nunca nos  dio muchos caprichos) no supimos ver más allá, ignoramos la maldad que se escondía tras aquellos ojos oceánicos, (“la claridad, viene del cielo”, decía siempre Claudio. ¿Quién iba a sospechar de unos ojos que eran pura poesía?)

Poco a poco y casi sin darte cuenta, fuiste perdiendo autonomía. Dejaste de salir con tus amigas, a las que veías casi a diario, te volviste más sumisa, perdiste tu brillo en la mirada. “Muñeca, -te decía padre- tus ojos son como dos estrellas” ¿Te acuerdas, Beatriz? Toda tú estabas llena de luz y al cabo de un tiempo, te apagaste. Os casasteis en seguida, y al año llegó Miguel. Después, el pequeño Juan. “Lo del trabajo es sólo temporal, hasta que los niños sean un poco mayores”, me dijiste cuando te pregunté por el motivo de tu despido voluntario, tan extraño, tan repentino. “Rodrigo me necesita en casa”, me decías. Pero sólo eran excusas. Dejamos de vernos durante casi más de un año. No contestabas a mis cartas, no me devolvías las llamadas. Rodrigo te llenó la cabeza de mentiras, te puso en contra mía. Os odié durante mucho tiempo. Ahora sólo lamento no haberme dado cuenta antes de lo que estaba ocurriendo. Espero que seas capaz de perdonarme.

Beatriz, han pasado más de 20 años. Tus palabras me rompen por dentro, me duelen en lo más profundo. Sólo quiero que sepas que me siento orgullosa por lo valiente que has sido. Contarlo es siempre el primer paso. Estás en el inicio de un camino que será bastante difícil, lo sé, pero ya estás empezando a salir y pronto verás la luz. Debes hacerlo por ti, por tus hijos, por toda la gente que te quiere, alegre, viva. Aléjate de todo aquel que te haga daño, no toleres nunca que te falten al respeto, que te menosprecien, que  aniquilen tu libertad. Porque eso es el principio de la muerte.

Quiérete a ti misma. Respétate. Si no lo haces tú primero, nadie lo hará por ti. Pero, sobre todo, nunca dejes de creer en el amor. Existen hombres maravillosos capaces de hacer feliz a una mujer, de respetarla, de quererla libre. Y en algún lugar del mundo, hay uno para ti, esperando que sobrevivas, que luches por salvarte. Te envío todo mi amor desde el otro lado del océano, que te inunde toda entera y te calme, como un bálsamo.

                                                            Susana

Querida Beatriz

 

 

 

 

 

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