Cerré el libro y pensé: me hubiese encantado conocer a este tipo.
Conocerlo y preguntarle. Sentarme en el cubículo vital al que fue recluido y charlar. Que me hablara de esa mujer de corazón metálico con la que se casó, de la literatura con olor a tinta espesa en donde recalar, de la tierra que se le quedó entre las uñas de la infancia, del amor que no da para más, que se conforma, que sucumbe también, de los ojos de una hija que se aleja perdiéndose en el desaliento…
Stoner es una novela. Lees la última página y eres consciente. Una novela que cuenta una historia. Así, una historia de vida, una historia que te permite escarbar en el interlineado existencial de un profesor de literatura. Te deja acompañarlo desde el principio al fin, como si resultases necesario para darle sentido a su trayectoria, como si pudieras redimirlo de algún modo.
Enviado por su padre campesino a la Universidad de Missouri para estudiar Agricultura, William Stoner es arrastrado por un amor obsesivo a la literatura que lo convierte en profesor y su autor, John Williams, convierte al lector en cómplice de este hombre unido a un personaje femenino que aúna todas las perversidades propias de una mente egoísta o alguna más.
Williams nos sumerge, a través de una prosa fluida y eficaz, en todas sus contradicciones, sus perplejidades, sus cobardías, dibujando un personaje de una humanidad hiriente.
En el libro, publicado por la editorial Baile del Sol, se hace referencia a una cita del actor Tom Hanks publicada en la revista Times: “Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado”.
Tan simple es la cita como aparentemente lo es esta novela, una de las obras literarias que más me ha atrapado en los últimos tiempos por su carencia de artificio y su capacidad conmovedora.
Por eso me hubiese gustado hablar con Stoner para mostrarle mi solidaridad con sus debilidades, mi admiración a su lucidez, para decirle cuatro cosas sobre Edith y alguna más sobre su hija, sobre sus compañeros de trabajo, sobre el capítulo de amor que iluminó el espacio que resultó posible.
Protagonizada por un héroe cultivado en la adversidad de la pérdida, Stoner es una novela sobre la integridad.