Ese señor de pantalón de cuello alto y danza intrincada que amenizaba las tardes televisivas de domingo de la segunda mitad de los 70 ha dejado de dar saltitos y de enfundarse en satén color marfil. Bobby Farrell, el componente masculino de Boney M, que sólo cantaba en espectáculos en directo - en los discos no suelta ni una nota- ha fallecido en San Petersburgo el 29 de diciembre, en el mismo lugar y día que el dudoso héroe de uno de sus éxitos, Rasputín. Cosas de la vida. (Y de la muerte.)
El grupo que popularizó a El Lute hasta en Papúa Nueva Guinea y que nos enseñó que en los ríos de Babilonia se soñaba con la tierra prometida -la versión de Quimi Portet del superhit no tiene desperdicio alguno- se ha quedado sin su hombrecillo de cintura fina y fibrosos brazos, el que movía los labios a la perfección para susurrarnos en la grave voz de su productor, Frank Farian, "she's crazy like a fool". Es decir, que está chiflada como una loca. Ahí queda ese profundo texto para la posteridad, ¡y un temazo discotequero!
Descansa en paz, Bobby, aunque sabiendo como movías las caderas, te va a costar...
