Sólo hace falta abrir un libro de Historia de España, para constatar la ausencia total de nombres femeninos en los inicios de la Reconquista de España, sin embargo si se profundiza, las hay y fueron fundamentales tanto en la Conquista como en la Reconquista, de España, invadida durante siglos por los musulmanes.
Hay bastantes mujeres que envueltas en la Historia y la leyenda, fueron imprescindibles tanto directa como indirectamente, tanto en la Conquista como en la Reconquista de España, pero que están totalmente olvidadas, si es que alguna vez se las ha recordado.
La batalla de Guadalete podía haber sido una más de las múltiples incursiones militares musulmanas contra algunas ciudades del sur, que eran rechazadas por los habitantes de los pueblos o ciudades, o que se retiraban ellos al poco tiempo, tras obtener suficiente botín y temerse ataques. Pero en esta ocasión, que propició una ocupación que tardó quince años en hacerse efectiva, se dieron una serie de circunstancias, que hicieron cambiar toda la Historia de España. A la crisis demográfica en la que por causa de las pestes y el hambre por las sequías, se había perdido mas de un tercio de la población en poco menos de veinticinco años, y a una guerra civil, latente entre los partidarios de Witiza y los de D. Rodrigo se unió otra, sutil aparentemente, pero que se que se convirtió en definitiva, la venganza de D. Julián por la violación de su hija, tal como describe el Romancero.
"Decidió darse un baño sin percatarse de que D. Rodrigo la contemplaba" No todos están de acuerdo de que tratara de una violación, y los musulmanes le dieron el mote de "La Cava" , "la prostituta". Incluso algunos consideran que lo que quería era el ser ella la esposa de D. Rodrigo, pero al ser rechazada, dijo que había sido violada.
«Ella dice que hubo fuerza; él, que gusto compartido». Otras versiones indican, que fue la joven quien sedujo a Don Rodrigo y que éste logró «yacer con ella» bajo promesa de matrimonio, pero no cumplió lo prometido." Una vez más, algunos vuelven a cargar sobre la mujer las desgracias sucedidas, no admitiendo las culpas de D. Rodrigo. Pero los relatos que le llegaron al padre de Florinda, D. Julián gobernador de Ceuta, fueron de un abuso contra su hija que debía de ser reparado. Así es que llegó a Toledo y se llevó a su hija a Ceuta. Allí se puso en contacto con Muza, para derrocar a D, Rodrigo. Quizás no estaba en su mente, el que este invadiría Hispania, o en cualquier caso que no sería como sucedió. Porque muchos cristianos, del norte de África, se habían marchado tras la presión de los musulmanes, a Hispania, pero otros se unieron a ellos por lazos de clientela.
El Romancero sigue en su relato ;
"De la pérdida de España
fue aquí funesto principio"
La desaparición de D. Rodrigo como rey provocó los pactos con los nuevos dominadores, por parte de los gobernadores visigodos que se encontraban en los diversos territorios, manteniendo todos los privilegios anteriores, pero ahora bajo el mandato de los nuevos dominadores. En Asturias, uno de ellos sería Pelayo, cuyo origen es desconocido, pero algunos creen que hasta podría haber sido de Toledo, enviado como Gobernador por los anteriores reyes visigodos.
Pese a la presión de los refugiados que habían llegado de diversas partes, tras la toma de sus lugares de origen, por los musulmanes, entre ellos la ciudad de Mérida, que resistió cerca de tres años el asedio, él mantuvo su estatus. Pero de nuevo a ciertas circunstancias se unió como detonante, una mujer, su hermana, Adosinda, que dependería de él y a la que habría buscado un matrimonio de conveniencia. El gobernador musulmán Munuza, según la leyenda se habría enamorado de ella. Los invasores, no habían traído mujeres y esta carencia y el interés de crear lazos con la nobleza, que asentara su poder, produjo matrimonios como el de la emeritense Egilona, mujer de D. Rodrigo con el hijo del invasor Muza, Abdelazid.
Pelayo es enviado a Córdoba donde residía el poder musulmán (algunos apuntan a Sevilla) posiblemente para entregar los tributos. Allí descubre cómo los cristianos y los antiguos habitantes son considerados como de un nivel social inferior, incluso él mismo se sentiría marginado y humillado. A esto se unió la información, que le llegaría, de que su hermana se había casado con el Gobernador musulmán, evidentemente sin su permiso. Esto provocó su vuelta y el buscar entre otros visigodos apoyo y crear una resistencia. Esta rebelión originaría, finalmente, la derrota en Covadonga de los musulmanes y sus colaboracionistas como el obispo D. Oppas, hermano del rey antecesor a D. Rodrigo, Witiza, al que colocan representado en el atrio de la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, arrastrado por los pelos por el demonio al infierno.
Y tras esta batalla, aparece el nombre de otra mujer cuya actuación, según la leyenda, fue fundamental para acabar con el poder musulmán en el norte, Gaudiosa, la mujer de D. Pelayo. Las Crónicas sitúan el encuentro de ambos en una transacción de ganado, en la que Gaudiosa ( Alegre).¿Nombre o apodo?) vendía caballos.
Sin duda, su origen era astur y por las relaciones sociales, apuntan a que Gaudiosa, convenció a los asturianos a apoyar a su esposo. Se cree que D. Pelayo, ante el ataque que se temía, la envió a su lugar de origen para que estuviera más segura. Pero ella preparó un ejército, con las gentes del entorno, por si necesitaba ayuda, y al enterarse de su victoria, salió al encuentro de los restos desmoralizados, de aquel ejército musulmán vencido, acabando con ellos en un lugar cerca de Espinama, conocido como Campos de la Reina, en recuerdo de aquella mujer.
Es evidente, que las mujeres han estado siempre presentes en toda la Historia de España, otra cosa es que se las quisiera ver.