Durante este mes de noviembre han aparecido, entre otros miles, dos novelas escritas en español y he decidido hacer una comparativa entre ambas, cual si fuera un combate de boxeo. ¿Quién ganará?
Empecemos por lo básico. Bestia tiene 544 páginas, frente a las 396 de La parada. El precio de Bestia es de 22,9€ en tapa dura y 10,99€ en ebook (epub). El de La parada, 17€ en tapa blanda y 3,9€ en ebook (mobi). Los autores de Bestia son 3, el de La parada soy yo solo. Bestia ha ganado el premio más dotado económicamente de la lengua española: 1.000.000€ de vellón. La parada no ha ganado ningún premio. Tema aparte sería el prestigio literario de dicho premio, que ha ido disminuyendo según han pasado las convocatorias, con serias sospechas difundidas por los propios ganadores de ediciones previas y algunos miembros del jurado, de que son libros de encargo. En cuanto a repercusión mediática, Bestia tiene detrás a la más poderosa maquinaria de marketing del mundo literario. Sus autores han aparecido desde el día de la entrega del premio en los programas de radio y televisión y en los periódicos más importantes de España dando entrevistas. La publicidad de La parada se limitará a lo que su autor, Joaquín Lloréns, dé la lata en Facebook, Instagram y, quizás aparezca, a base de gastarse la cara, en algún periódico o radio de índole local. Los autores de Bestia serán de los más solicitados en las firmas de todas las ferias del libro de todo el país. La parada puede que aparezca en alguna caseta de algún librero amigo. Los autores de Bestia van a recorrer todas las principales ciudades del país firmando ejemplares a cientos o miles, comiendo en restaurantes de lujo y durmiendo en hoteles de cinco estrellas. El autor de La parada va a recorrer la España vaciada con unos pocos ejemplares en la maleta que, quizás, regale a algún conocido casual; comerá menús y dormirá en hoteles modestos. En cuanto a las ventas, si todo va bien para La parada, venderá 1 ejemplar por cada 10.000 que venda Bestia. En mejor de los casos, si el autor de La parada se esfuerza en hacer alguna presentación en varias librerías, la proporción podría alcanzar el 1 a 5.000. Sin entrar en comparaciones de calidad literaria –los lectores son los que podrían compararlos–, y dándoles un valor equilibrado, que no tiene por qué no ser así, el resultado es pura matemática. Si para crear una novela se necesitan tres escritores, cada uno aportará la tercera parte de la creatividad. En La parada, solo ha tenido creatividad una persona. Carmen Mola, el pseudónimo bajo el que se habían ocultado los tres componentes de Bestia parece un producto creado para el éxito; artificial. La parada, de Joaquín Lloréns, no puede ser un producto más artesanal. Él ha escrito la novela, la ha editado y hasta la foto de portada de La parada es una foto hecha por el propio autor. En cuanto al proceso de escritura de las dos novelas, es difícil saber quien ha disfrutado más el proceso. Yo me decantaría por Joaquín Lloréns, dado que su escritura de La parada ha sido producto únicamente de su deseo de relatar una historia, sin presiones de ningún tipo. Los autores de Bestia seguramente han disfrutado menos. Es muy probable que el premio ya se les hubiera prometido hace un año, con lo cual tenían la presión de un plazo perentorio para su escritura y una presión añadida de lograr escribir una novela que tuviera un cierto nivel que justificara la concesión de dicho premio y no caer en un bochorno histórico en el mundo literario. Los autores de Bestia son guionistas conocidos en el mundillo de la televisión y el cine. Joaquín Lloréns es un outsider del mundillo literario.
En fin, con todo eso está claro que en el aspecto económico y de repercusión mediática, Bestia gana por KO en el primer asalto a La parada. En cuanto al goce de creación de ambas novelas, creo que La parada gana a los puntos a Bestia. En cuanto a calidad literaria, solo los críticos objetivos, si es que existen, podrían decir cuál es la vencedora. En cuanto a originalidad de argumentos, considero que La parada es clara vencedora. Y en cuanto al placer de la lectura, solo los lectores de ambos libros podrían dar un veredicto.
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