El Tercer Ojo
Vicente Muñoz
El cine de terror italiano de la segunda mitad del siglo XX, en especial el comprendido entre las décadas 60 a 80, es un maravilloso y aterrador cofre de sorpresas del que, además de títulos que han marcado el desarrollo posterior del género, pueden salir rarezas como esta, El tercer ojo (1966), de Mino Guerrini, un escalofriante thriller psicológico protagonizado por Franco Nero que hoy muy pocos recuerdan.
En él se inspiró el polémico Joe D'Amato para rodar una de sus más sangrientas y delirantes películas, la sin par Demencia (Buio Omega, 1979), precursora del gore extremo.
Menos truculenta y explícita, pero igualmente enfermiza, El tercer ojo nos introduce en una oscura trama de dominación, venganza y celos que pone los pelos de punta y que en ciertos momentos, salvando las distancias, parece evocar a Psycho, de Alfred Hitchcock, y los desvaríos de Norman Bates (sobre todo su obsesión por la taxidermia y la madre muerta).
Uno de los primeros papeles como protagonista de Franco Nero, que poco después rodaría algunos de los filmes señeros del spaghetti western, y una película que, por lo escabroso de su argumento, merece la pena desempolvar.