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ISSN 1989-4163

NUMERO 78 - DICIEMBRE 2016

Propaguemos Nuestras Plagas

Julio Soler

             “But listen to the colour of your dreams/it is not living,it is not living”, Tomorrow never knows, The Beatles

Seré siempre  socio y cómplice de las plagas de nuestra implacable empresa, Pulsa el play, S.L. En todos nuestros trabajos de encargo, que nos llegan de arriba, cuando suena el sitar y el mirlo negro empieza a volar bajo, te apareces y caminas recta y en línea recta. Yo te persigo. Y en fila india, pero el primero, también te sigo. Y te persigo por dentro del perímetro al que estamos habituados porque es el escenario de nuestra tarea encomendada: propagar nuestras plagas. El mundo deja de ser espectacular y empieza a ser inflamable, cuando me dices:

-Pulsa el play, quesuene el sitarde Tomorrows Never Knows a modo de sortilegio y que elmirlo negro vuele bajo.

Y entonces empieza a todo. Tiembla la tierra firme cuando desfilas marcialmente pero sin pisarla. A unos 20 centímetros de ella, levitando lo justo y necesario,  lo que el protocolo de una belleza de alma en pena, pero belleza al fin y al cabo, dicta. Esa es la causa del temblor. Enfundada en tu vestido de organza blanco perlado, arrasas el campo de naranjas de la variedad navel lane late, arrancándoles el color y apropiándote de él y depositándolo en ese tu vestido hasta dejarlo de un color naranja tan deslumbrante como lo inesperado. Despojas a la fruta ya blanca, de sus nutrientes, el nitrato, la potasa y el fosfato, para abandonarlas a las plagas de gomosis, tristeza, minador, psoriasis y araña roja. Entonces se abre el cielo y gime. Es la hora de la inundación. La limpieza del trabajo.

Obran ya en tu poder dentro de tu vestidor y tu vestuario a modo de currículum,  los colores de huertos de limas, palmerales, rosaledas inaccesibles, invernaderos de tomate raf, cherry, Daniela, Roma y duna, planteles de lechuga hoja de roble, viveros de almendros de almendra guara y marcona… Todos esos colores ya viven eternamente en tus prendas. Sé que eres más de frutas y por eso la semana que viene he conseguido otro encargo en un campo de fresas y volverá a sonar el sitar y el mirlo negro reanudará su vuelo bajo. Es ahora en este lapso entre trabajo cumplido y trabajo por cumplir, que me preguntas:

-¿Por qué tiene que sonar siempre un sitar y un mirlo negro tiene que volar bajo?

Y yo con la mirada turbia, entornada, pero abierta de enamorado, te respondo:

-Yo soy el pájaro negro que toca el sitar y te sigo y perseguiré allá donde vayas porque quiero volar contigo recto y bajo, raseando. En otro caso, el mundo deja de ser espectacular y empieza a ser inflamable.

 

 

 

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