La primera vez que leí un texto de Antonio Lucas pensé, “este hombre tiene duende”. Desde entonces, y de esto hace ya varios años, no he dejado de leer sus magníficos artículos, de paladear sus personalísimos poemas. Por este motivo, cuando el otro día leí una entrevista realizada por Gonzalo Ugidos para la revista “Yo dona”, decidí reproducir aquí algunas de sus respuestas, que servirán como puente para acercarnos a la persona, menos conocida de lo que debiera.
¿Qué es más necesario, un poemario o una navaja suiza?
Un poema también es una navaja suiza. Y un lanzallamas. Y una brújula. Y un voy contigo.
¿Cuánto falta para que volvamos a admirar más lo bello que lo útil?
Se olvida a menudo que a veces lo más bonito es lo inútil.
Eres un poeta joven con un montón de galardones. ¿Qué tiene tu agua cuando tanto la bendicen?
Una cierta sed de decir cosas. Los premios dan alegría, pero no méritos. Sólo son una combinación de azar y afecto de los otros.
La columna es el soneto del periodismo, decía Francisco Umbral.
Si sale bien, sí. Si no, únicamente es un karaoke mal cantado.
¿Qué tiene que ver dar leña en una opinión con los versos?
Muchas veces ocurre que ambos vienen del mismo fuego: mirar las cosas con cierta extrañeza, como fuera de sitio.
Somos lo que admiramos; ¿tú a quién admiras, además de a Rimbaud?
A cierta gente admirable que no sabe que la admiro.
Cuando te lo contaron sentiste el frío de una hoja de acero en las entrañas….
Si te refieres a cómo me comunicaron la concesión el Premio Loewe, fue un cierto vértigo. Cuando me llamó el presidente del jurado, Victor García de la Concha, estaba transcribiendo una entrevista a Vargas Llosa para El Mundo. Me advirtieron de que no podía decir nada hasta el día siguiente para no boicotear la rueda de prensa donde se desvela la identidad del ganador. Estaba en la redacción, rodeado de periodistas. Era una bomba de relojería. Pero superé la prueba. Ha sido mi primera experiencia con el sexo tántrico. Como no podía festejarlo a gritos, tuve que eyacular hacia dentro.
¿Qué es peor, el vértigo de la página en blanco o el asco de la página ya escrita y de la que abominas?
Me incomoda más una errata fatal en cualquier folio escrito, bueno o malo.
¿La musa es inspiración, transpiración o mediopensionista?
De ella sólo sé que es un invento de onanistas.