“Esperando a Quasimodo que viene de París”: Pilar Egoscozábal: 3/10/2012 en la place Pey-Berland, catedral de san Andrés, Bordeaux
(Para Laura A. Egoscozábal)
Lloran, estiradas, con la lluvia que aún no ha crecido, las gárgolas
en la place Pey-Berland.
San Andrés, de gótico vestida,
hincha su pulmón de Bach
con su espalda de verano,
martes 21 de agosto de 2012:
la luz suda húmedos arcos de la tarde.
Cuando llueva, y estés más sola,
con los húmeros de la pena tras
la penumbra de esa lágrima,
ve a sacar a paseo a las gárgolas de San Andrés,
y, despacio, enséñales tu lengua,
amaéstralas en caricias
con tu pelo de viento y de uva los ojos,
apadrina sus palabras, lenta,
y vete con ellas mirando tan alto
que bajen a sentarse contigo
en el café de la mañana
de un sábado, cuando la gente, aún dormida,
sueña sola con volar.
No tengas miedo de ellas,
ni de las noches, tus atardeceres caídos,
hasta las puedes compartir con Molly,
y mirar escaparates cerrados, sentirte lluvia,
ya tan de lejos, fina, de tu esquina de Madrid.
Da de comer a las gárgolas, y que ellas te aprendan
el cielo de las agujas de San Andrés,
te enseñen, a cambio de tu lengua
-despacio, trilingüe, lenta-,
de tu pelo de viento y de uva los ojos,
a estar a solas,
lloviendo cielos, agujas, arcos,
arbotantes de tu cintura para sostenerte tan altas,
ojivas, esa oscuridad prematura de la tarde,
el rosetón de colores mojados,
la rubia Leonor en la orilla,
tus labios,
con tus labios
las vas a enseñar a pasear.
Sueñan las gárgolas contigo.