BOSQUE
Horrible la mirada,
bajo el sauce,
bajo las hojas que lloran,
frías, desangeladas,
verdes también las manos
que rasgan la ropa
del niño,
sucia la mirada,
en el bosque
donde los árboles
fingen no oír el grito
también desnudos,
también temblorosos los sauces,
que cierran los ojos,
que agitan las hojas,
para no ver lo que sucede,
lo que está sucediendo
ahora, en algún bosque.
TURBACIÓN
Su sexo se abre
como una camelia sedienta,
ansiosa del rocío amargo
que producen sus dedos,
sabios dedos
que le hacen florecer
aún al borde del hastío.
EL COMPLEJO DEL HOMBRE DIMINUTO
En tu dobladillo.
Vivir dentro de ese dobladillo,
junto a la arena que ha depositado el viento de mil tardes.
Vivir pegado a tus muslos que susurran cuando caminas
-te espero, dice el vello fino, casi imperceptible-.
Vivir en tus medias,
entre los pliegues de tu cuerpo
-ser humedad en tu ombligo, nacida del calor de la licra-.
Vivir en tus zapatos,
o en el tirante de tu sujetador blanco,
o en las horquillas que sujetan tus rizos.
Vivir en tus botones
esperando morir aplastado entre tus dedos.