En este país (España), el asunto está alcanzando niveles de esquizofrenia.
De un lado tenemos a los funcionarios, próximos a la histeria al llegar la paga extra de Navidad. Nuestro ínclito Presidente, cuando llevó a cabo la rebaja unilateral del sueldo de los funcionarios el 12 de mayo, ¡lo hizo con efectos retroactivos desde el 1 de enero! Pero lo de los primeros meses ya pasados, se lo quita de las nóminas extras de verano y Navidades. Con lo cual, la gran mayoría de funcionarios tienen la mitad de la nómina extra. ¡Están encantados! Cualquiera diría que en muchos hogares los reyes magos van a traer carbón.
De otro lado, estamos los administrados –incluidos los funcionarios-. A la Administración y el Gobierno no les basta con meterse con nuestro modo de vivir y obligarnos a cambiarlo a lo que ellos consideran que es el modo en que ¡tenemos! que actuar. Ya sabéis: no fuméis que ya no es un monopolio del Estado (aunque nos forremos con los impuestos), no bebáis (aunque nos forremos con los impuestos y las multas), no corráis con el coche (aunque nos forremos con las multas), aquí no habléis en castellano, allí no habléis en catalán, etcétera. Bueno, pues ahora dan dos nuevas vueltas de tuerca que son un auténtico atentado al más elemental derecho de las personas. La primera es un auténtico desbarre: pretender que se quite la custodia a los padres simplemente por la denuncia de malos tratos. La presunción de inocencia ha muerto, ¡viva la presunción de inocencia! La segunda, menos cacareada por los medios pero, tan terrorífica como la primera. Nos la quieren colar de rondón: la notificación de multas online. Nos la han intentado vender como un ahorro de papeles y facilitación de los trámites. Lo cierto es que, por defectos en la notificación, un gran porcentaje de multas no se podían cobrar porque la Administración hace mal su trabajo. Pero lo que esconde es que –y no sólo las multas sino, al menos en un primer paso a las empresas-, se pretende que todas las notificaciones de la Administración sólo sean por correo electrónico. Lo más grave es que, no será necesario que hayamos recibido los emails notificándonos multas e impuestos -¡tan a menudo equivocados y siempre a favor de la Administración, como el cambio en los puestos de los mercados de abasto!-, sino que les bastará enviarlos. Si no los recibimos será culpa nuestra, con lo que estaremos obligados a cada semana ir a las diferentes webs de la Administración para comprobar si han “intentado” notificarnos cualquier denuncia, etcétera. Y lo más gracioso es que, no se piensan ahorrar ni un puesto de funcionario. ¿Por qué no nos roban el dinero directamente y nos ahorran este calvario en espiral en el que nos han introducido?
Por último, una propuesta positiva. Que no se diga que todo lo veo negro. Todos tenemos amigos prejubilados. Ese sueño de poder disfrutar unos años de tu tiempo antes de que la vejez te impida realizar ninguna actividad que no sea tomar las innumerables pastillas recetadas. Pero las prejubilaciones, por desgracia para los que no trabajamos en esas compañías, son llevadas a cabo sólo por las grandes empresas del país. Parte de ese dinero extra que se paga a los prejubilados, viene de acuerdos con la Administración, que asume parte del gasto para el bien de nuestras “paupérrimas” empresas bancarias, eléctricas y telefónicas. Pobres. No les bastan sus beneficios multimillonarios. Pues bien, ya que, en el fondo somos todos los que apechugamos con ese coste de las prejubilaciones, mi propuesta es que, por cada prejubilado de una empresa, esta se vea obligada a prejubilar a otra persona en igualdad de condiciones, por sorteo. De ese modo, los autónomos y los que trabajan para empresas pequeñas tendrán la ilusión de que les toque ese chollo. Si se celebrara el día 25 de cada mes, todos nos sentaríamos cruzando los dedos mientras el ordenador dicta los "prejubilados por sorteo”, con una chispa de esperanza cada mes.