Hace noche porque nace negra.
-Iré limpio crudo, recién fumigado, aséptico atuendo de blanco carne impoluta típico de día de Domingo de esos sin alma que ocultar. Iré fuera de mí con deseo apenas dosificado. Iré basculante, extremo y abierto a las circunstancias. Aullaré una, varias veces, repetidas veces. Las que hagan falta. Me reconocerás.
-Iré limpia cruda, recién fumigada, aséptico atuendo de blanco carne impoluta típico de día de Domingo de esos sin alma que ocultar. Iré fuera de mí con deseo apenas dosificado. Iré basculante, extrema y abierta a las circunstancias. Aullaré una, varias veces, repetidas veces. Las que hagan falta. Me reconocerás.
-Las coordenadas están claras, concisas, diáfanas aunque nos veamos a oscuras. El punto de encuentro es el centro del corazón retorcido de la escalera de caracol que comunica tu desván y mi sótano. Tú bajaras escalón a escalón y yo los subiré. A mitad de la escalada mía y a mitad del descenso tuyo, siempre con la equidistancia pactada de antemano, allí nos encontraremos y seremos ciegos. Ese, efectivamente es el centro del corazón retorcido de la escalera de caracol. Debidamente orientados por el aroma que desprenden nuestros cuerpos sin plagas pero con atroz hambre de poseerlas, tú ocuparás el ventrículo derecho y yo el izquierdo del centro del corazón retorcido de la escalera de caracol. Las arterías se hincharán. Y lloverá.
Resumamos. Vamos los dos limpios crudos, recién fumigados, asépticos atuendos de blanco carne impoluta típico de día de Domingo sin alma que ocultar. Vamos fuera de nosotros con deseo apenas dosificado. Vamos basculantes, extremos y abiertos a las circunstancias. Aullamos una, varias veces, las que han hecho falta. Ya nos hemos reconocido. Ciegos los dos hasta que comprobemos a tientas cómo esos nuestros atuendos desaparecen porque la carne ya empieza a mancillarse por nuestras plagas buscadas. Volveremos a ver.
-Sin conocernos de antemano, ¿cómo hemos sido capaces de pactar un punto de encuentro?
- Recuerda, tú vives en el desván y yo en el sótano. La escalera de caracol que nos une es perfecta para la propagación del eco de nuestros gemidos ávidos de intercambiar posiciones, alturas y plagas. Comunicación flotante (ambiental).
Hace día porque se muere siempre de blanco. Y lloverá.
