MIRA QUIÉN HABLA(O JUGANDO AL ESCOÑITE CON FONOLLOSA)
“Si yo escribiera Algo en mente, ese narrador sería un doble mío —pero nunca sería yo mismo, porque eso lo considero imposible: que yo sepa, quien habla (en un relato) no es el que escribe (en la vida) y quien escribe no es el que es—.”
Enrique Vila-Matas, Mac y su contratiempo [Seix Barral, 2017, p. 239.]
Queda aún por desmontar un tópico —un “mito”, como dice la gentucilla de poco más o menos—, muy común respecto de la lírica, y es el de la voz del autor: “el autor siente, y otras tonterías por el estilo”. Y no es el autor quien apela al lector, es el “yo poético” —la voz de ventrílocuo que saca de sí—quien le habla a un “tú poético”.
Pues bien, leamos “CARRER DEL BISBE LAGUARDA 2 (EL RAVAL, 22:15)
Debiera liberarse la mujer
de la opresión en que la tiene el hombre.
Bien es verdad que algunas son verdugos
que sin piedad castigan a sus machos.
Más, por lo general, es la oprimida.
No cuenta como igual individualmente.
Se la ha apartado a un lado y asignado
las funciones higiénicas más bajas:
es cubo de basura de los hombres.
Resulta incomprensible su obediencia
a unas normas injustas desde siglos.
Parece resignada o adaptada,
incluso unas contentas, a estar presa
de algún dictadorzuelo cruel e imbécil
que la veja y le exige una sonrisa.
Sus razones, supongo, habrá tenido.
O, acaso, ha sido un simple experimento
ese dejar hacer. Mas comprobado
de manera exhaustiva que los hombres
no logran resolver la convivencia,
debiera liberarse la mujer.
Y asumir, ella, el mando de la especie.
Nosotros ya tuvimos nuestro tiempo
y hay que reconocer que fracasamos.”
Autor: José Mª Fonollosa, Ciudad del Hombre[Barcelona, Edhasa, 2016, p. 132.]
GLOSA: un texto que ni pintiparado para el “Día de la Violencia contra la Mujer”, ese “Día de las Mujeres” (ya no la Mujer, ni Trabajadora), para el Primero de Mayo, o para el Mes de Mayo, para cualquier día porque cualquier día es el Día de la Mujer, y encima en boca de un poeta, un varón, feminista, que reivindica la emancipación de la Mujer…
No. El autor es el responsable de un juego formal —poema en endecasílabos blancos (con la excepción de 4 “hombres” y 2 “mujer” en ese estribillo -perdón, consigna- de “Debiera liberarse la mujer”), distribuidos en una estructura simétrica de 5 “estancias” de 2, 7, 6, 7 y 2 versos respectivamente, de ritmo yámbico y entonación enunciativa, y jalonada de encabalgamientos y pausas internas que pautan una emoción reflexiva—. Y lo es, también, de elegir, de poner la voz —de colocar la voz— en esa tesitura poética.
CARA Y CRUZ DE LA MISMA PASIÓN Y MUERTE
Pero antes de aplaudir su valentía —qué sería del feminismo sin varones sensibles—, leamos otro poema de esta misma sección de Ciudad del hombre—¿y de la mujer?—:
“CARRER DE SANT JERONI (EL RAVAL, 22:15)
Todos tienen derecho a usarla. Todos.
La lluvia no mojó solo una calle
ni el sol nunca salió para uno solo.
La mujer es para eso, paraíso,
para uso de los hombres. Campo abierto.
Es fácil de entender. Es bien común.
Es la hembra de la especie. La de todos.
Y ha de entregarse a aquel que la apetezca.
Por eso va cambiando de un hombre a otro.
Esa es su utilidad como mujer.
Por tanto, aunque te tome por la fuerza,
es mi derecho usa lo que es de todos.”
Autor: José Mª Fonollosa, Ciudad del Hombre[Barcelona, Edhasa, 2016, p. 121.]
GLOSA: ¡Y aquí arde Troya! El autor es el mismo, el libro el mismo y el poema está
10 páginas antes que el anterior y, sin embargo, esto es intolerable dirán las almas pías.
¿El autor es un canalla? ¿Un chaquetero? ¿O ha visto la luz en 10 páginas y se ha hecho feminista? ¿Pero qué es esto? Pues esto es otro “yo poético” que, en el deprimido y/o deprimente barrio de El Raval de Barcelona, y a la misma hora (22:15), se expresa asín.
Porque el poemario es una masa coral de más de 300 voces en un solo día en Barcelona.
Por cierto, y que no se olvide —¿o este no lo analizamos y va al infierno/calabozo de la biblioteca?— que también es un poema en endecasílabo blanco —aunque menudea la asonancias: “Todos”, “solo”, “todos”, “otro”, “todos”, en fin, ya sabes, machiruladas—, simétrico en sus cuatro estancias en forma de terceto, con entonación enunciativa, pocos encabalgamientos y algunas rotundas pausas internas, dirigido a la mujer—“te tome”—.
Qué lastima que los tropos procedentes del campo léxico de la naturaleza —la sesgada metáfora del sol y la lluvia, y el “campo abierto” y la “hembra”, que la identifica con la “madre Tierra”, y el torpe calambur “para eso, paraíso” -¿o es simple paranomasia?— recreen el modelo “natural” de la dominación humana, de la inteligencia por el instinto.
Y que esa naturaleza connotada negativamente —de hecho, la naturaleza es amoral, ¿o no?—, nos haga dar por buena la metaforización lexicalizada, con su connotación de barbarie, de la civilización humana en el “experimento” del anterior poema: “verdugos que castigan”, “cubo de basura de los hombres” y “presa de algún dictadorzuelo”, ella.
[Del libro, naturalmente, inédito Esto no es un libro de texto.]