La locura del mar por tus labios (y III, abril)
Con una sábana azul,
salpicada de besos, mar y locura,
al pulso, el parpadeo de tus labios:
de El parpadeo de tus labios
Allí león, allí furia de cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas,
allí caballo azul de mi locura.
,Federico García Lorca: Tu infancia en Menton
***
Con una sábana azul,
salpicada de besos, mar y locura,
al pulso, el parpadeo de tus labios,
esa plácida lasitud del mar
se acostó, inerme de cuerpos,
en el horizonte extendido de tu espalda,
cabizbaja por la madrugada,
insidiosa con las horas, preguntando
cuánto reloj se había quedado
allá para marcar de nuevo aquella mentira
de la locura del mar por tus labios,
incandescente, rojos de reojo
al espejo abril de nuestras voces,
locos de manos traduciendo
nuestros cuerpos al deseo,
interpretando la piel como una tensa
espuma a la calma, resbalando,
quieta en la roca loca del perdido juicio.
La locura del mar por tus labios
rizó el mundo, mudo, por tus hombros,
mientras una pregunta de niebla y nombres
acudía al estrado de aquellas noches
de sana insania entre los dientes
de blancas caléndulas por rincones
y esquinas, abrazadas a ese último gemido:
un respirar atravesado de tus uñas
bajo el delirio oscurecido de los lirios,
en la razón enquistada de tu nombre.
La locura del mar por tus labios
empujaba mareas recién estrenadas
salvajes sedas en la piel al raso,
como costas donde abrevaran
aquellos jazmines de la lengua
que escribían sus silencios antes
del juicio universal, de aprendernos
nuestros tactos de yemas, silentes
dentro de aquellos antes de sábanas,
de besos, de desayunos.
Aquello era la locura del mar por tus labios
rezando en voz baja escrita todo tu largo nombre enseñado a base de noches.
Por las esquinas de las sábanas
el tráfico insensato
hasta tu cuerpo es un puente
cargado de caricias.
