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ISSN 1989-4163

NUMERO 62 - ABRIL 2015

Cervantes: Comedias y Entremeses (I)

Ramón Asquerino

 

<<Don Quijote de la Mancha queda calzadas las espuelas en su Segunda parte para ir a besar los pies […] »

1.- De la mercadotecnia a...

(A mi maestro, Pablo de SotomenoR : 1973-2015…)

El entrecomillado pertenece a la dedicatoria al conde de Lemos (a quien dirigió Cervantes las Exemplares , el segundo Quijote y el Persiles ), y que continúa: « para ir a besar los pies de V.E. » . Va al frente de sus Comedias y entremeses , como él mismo llamó a la obra, nombre que se cambió en la portada por Ocho comedias, y ocho entremeses nuevos, nunca representados . Su aprobación, de las tres que tiene, data del 3 de julio de 1615, es decir, cuatro meses antes de que apareciese, también en Madrid, la Segunda parte de don Quijote de la Mancha , que estaría en la calle después del 5 de noviembre de ese mismo año, según se fecha la última de las también tres aprobaciones y la firma del prólogo de Cervantes, que es del 31 de octubre. Esos dos, pues, fueron los títulos originales del autor, que, a buen seguro, variaron los libreros Iuan de Villarroel y Francisco de Robles, respectivamente, como era más que costumbre en los impresos antiguos (1450-1830), desde la Celestina o el Lazarillo al Buscón .

Así, los paratextos de preliminares legales (aprobaciones, la tasa o precio, 264 maravedís) y literarios (dedicatoria, prólogo) van a servir de punto de partida para este breve recorrido dramático. Por lo tanto, forma parte de estos paratextos esa misma dedicatoria, que resulta muy significativa pues es donde Cervantes reacciona por primera vez ante el falso Quijote de Avellaneda, y ya lo hará constantemente desde el prólogo y el capítulo 59 (en pleno verano del 14), hasta el final de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha , e igualmente en el Persiles . En ambos casos estamos cuatrocientos años después de 1615, el gran año de su producción.

En la Biblioteca Nacional se conservan cinco ejemplares de la primera edición del teatro cervantino, en tamaño cuarto –como los Quijotes –, con 269 páginas numeradas y cuatro sin numerar, bajo el mencionado título Ocho comedias, y ocho entremeses nuevos, nunca representados –puro reclamo editorial dividido, como se ve, con pausas gráficas en tres cláusulas de cinco, siete y siete sílabas respectivamente–, repitiendo dos veces el mismo numeral cardinal. En la Adjunta al Viage del Parnaso , 1614, el personaje Miguel (claro trasunto del autor) afirma que tiene preparadas « seys comedias y seys entremeses » , 12 piezas, como las Exemplares . Tal vez por esa afición a los números pares del autor y añadiendo dos más a cada grupo, se llegue al título definitivo, tal vez de la mano de Iuan de Villarroel, con el que hoy conocemos las Comedias y entremeses . Nunca se llevaron a escena, pues no fueron aceptadas por los empresarios teatrales tal y como estaban los corrales, en las exclusivas manos de Lope. Resulta llamativo, por su falta de concordancia, el adjetivo « nunca representad a s » (cursivas y subrayado, míos), usado en la aprobación, es decir, paratexto legal, aprobación que resultaba de la suma de las revisiones secular y, sobre todo, religiosa. No lo revisaron en exceso tantos ojos, por lo visto. Sin embargo, sí que eran nuevos , como el Arte nuevo , 1609, con cuya adjetivo, en ambos casos, se recalcaría el aspecto de mercadotecnia de la novedad. En el caso del teatro cervantino, esa innovación se debió a la incorporación de técnicas de la novela al teatro en los Entremeses, a la vez que con una dramaturgia experimental Cervantes intentaba alejarse de Lope en las Comedias. En 1749, con motivo de la reimpresión de su teatro, tanto Leandro Fernández de Moratín como García de la Huerta arremetieron duramente contra su producción dramática, pues no gustaba el Setecientos de romper las rígidas líneas de la Poética de Luzán, 1737. Ahora bien, Moratín hijo sí tuvo presente al menos el entremés de El viejo celoso para El viejo y la niña, 1790, incluso para su exitosa El sí de las niñas (1801) 1806. Recordemos que el Quijote no fue reconocido en España hasta bien entrado el XIX, exactamente en diciembre de 1832, gracias a un artículo de Larra, quien reseñaba el estreno de un drama de Ventura de la Vega inspirado en la estancia de don Quijote en Sierra Morena (Rico: Tiempos del « Quijote » , 2012, maravillosa lectura que recomiendo por su espléndido contenido y su carga de humor maravillosa), y es el propio Larra quien parafrasea con « Tercié la capa, calé el sombrero y en la calle » el famoso estrambote de Al túmulo del rey que se hizo en Sevilla dentro de su trágico La Nochebuena de 1936 , que preludiaría su suicidio.

De las 16 piezas, las ocho Comedias y dos de los Entremeses son en verso; el resto, prosa. Además, la mayor parte de sus espacios coincidirá con el futuro ambiente de los Episodios Nacionales galdosianos: hay un claro marco histórico, contemporáneo al autor (un espacio también a lo Balzac) al que se le une uno poético: « del habla a la fábula » , decía Salinas al referirse a la técnica poética lorquiana. A estas obras, pero fuera de este volumen de 1615, habría que añadir las sí estrenadas, con éxito y en verso, Los tratos de Argel , la más antigua de sus piezas teatrales, y La destruición de Numancia , cuyo personaje, el general romano sitiador Scipión, no solo dará nombre a Cipión, uno de los maravillosos perros de El coloquio , sino que reaparecerá, salto arriba en el tiempo y como rendido homenaje a Cervantes, hasta el protagonista de El caballero encantado de Galdós, 1909, cap. XV, tanto en su personaje Cipión/Tarsis como por el lugar geográfico, Numancia. Más tarde también será recreada con el mismo nombre en la épica adaptación de Alberti con ocasión del sitio a Madrid por las sublevadas tropas de Franco en el frío y asesino largo noviembre del 36. Los tratos son una terrible descripción de las iniquidades de los presidios argelinos, siempre presentes en el doloroso recordar del autor.

No está hoy, desgraciadamente, todo el teatro de Cervantes en ediciones de bolsillo, cómodas y dignas, pero recomiendo el extraordinario estudio de Stanislav Zimic: El teatro de Cervantes , Castalia, 1992, espléndido análisis de su dramaturgia y que, de entre otras obras, es clave y referencia para este resumen y paseo muy general. También la colección completa en edición magnífica de Sevilla y Rey.

La preceptiva dramática de Cervantes se puede leer en el QI48, cuando don Quijote dialoga con el canónigo de Toledo (un parecido canónigo de Toledo aparece en la galdosiana y muy larga y cervantina Ángel Guerra ) y algo en la II jornada de El rufián dichoso . Además, casi toda su producción teatral mantiene una relación estrecha con el Quijote , prueba del “macrotexto” de su autor. En el prólogo de estas Comedias y entremeses sus ideas sobre el teatro aparecen más que esbozadas, además se lee: “no hallé pájaros en los nidos de antaño”, donde resuena una variante del terrible y desesperanzado próximo eco del final del Quijote . De la misma manera, es casi constante en su producción teatral el ambiente opresivo de Argel, la técnica de introducir el teatro en el teatro, atacar a Lope y a los malos poetas, así como una defensa a ultranza del maestro Garcilaso.

 

 

 

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