“Esos ojos de leña que me miran”: Fernando Beltrán: Amor ciego
Tiene la piel lejana
como una pista de hielo
donde resbalan deseos
que temo y me quemo.
Suelto el tirante flojo
adivinando me quedo
el número de sus huesos,
la talla de sus besos,
el tacto de sus ojos,
el olor ignorante y sabeo
de su verde mirar de gata
ágil tendida de rubia,
teñida y atada a las cejas
donde se cala el agua
hasta lloverme entero:
yo verme en el espejo inútil.
Esos ojos de leña
que no me miran
y están ardiendo, dulces,
por el chocolate ausente
la boca espesa
la talla de sus besos.
Hay una nostalgia del pelo
en la mentira del espejo
por sorber el tónico,
átona su mirada al no mirarme,
y minarte los sentidos
hasta la raíz del dolor
del estéril cabello,
desplazado por su coleta,
caballo suelto y ciego
por la edad despeinada
de locuras, en soledad despiertas
por el insomnio de los jazmines
por las violetas del Egeo.