Hace unos pocos años el fotógrafo sudafricano Pieter Hugo (Johannesbourg, 1976), se dio a conocer en la escena internacional con unos asombrosos retratos de hombres cuyo mérito único era el haber domesticado aquella bestia pavorosa, la hiena.
Hugo, intrigado por una fotografía de estos hombres publicada en un diario sudafricano, se puso en contacto con el periodista que había escrito la nota y decidió investigar la procedencia y el origen de tan curiosa profesión.
El resultado fue una serie formidable de fotografías de este grupo humano de domadores itinerantes. En ellas aparecen con hienas, mandriles y serpientes pitón, mientras viajan por pueblos y ciudades entreteniendo y vendiendo pócimas de protección a los lugareños.
Los retratos son llamativos e intrigantes porque siempre hemos sido repelidos y aterrorizados por la idea de enfrentar la hiena, animal desconocido para muchos pero fascinante para quienes han estudiado sus costumbres y su entorno socio-familiar, que bien parece sofisticado y contrario al mito.
Que existan hombres que hayan domesticado a algunos miembros de la especie es aun más atractivo, sobre todo si podemos apreciarlos desde la seguridad y distancia que ofrecen la página del libro, la pared de la galería de arte o la pantalla del ordenador.
Pieter Hugo posee el espíritu obsesivo del artista por fuera de su tiempo. Sus retratos que exploran la fragmentación racial entre diversos segmentos de la sociedad sudafricana son inevitablemente ciertos.
En el recién inaugurado Maxxi de Roma (Museo Nazionale Delle Arti del XXI Secolo) se lleva a cabo su última muestra denominada Permanent Error.
Esta es su interpretación visual de lo que podría considerarse uno de los pilares fundamentales des maladies modernes; parte esencial de aquellas crisis de modernidad que nos afligen como es la contaminación ambiental resultante de la explosión informática.
Este documental es en sí más aterrador que el miedo inspirado por las hienas. Es un trabajo de retratismo de un profundo sentido lírico y un pragmatismo que nos abre los ojos ante lo que sucede a diario en tierras lejanas.
Que seamos todos culpables es aun más revelador y relevante. El tugurio de Agbogbloshie, en la periferia de Accra en Ghana, es escenario de la constante contaminación, al ser quemadas de forma permanente las entrañas de cientos de miles de ordenadores provenientes de muchas partes del mundo moderno.
Las quemas de los recubrimientos de plástico y goma que encasillan los cables de metal conductores de energía dentro de la caparazón de los aparatos, contaminan a quienes trabajan en tal menester y producen nubes de olores nauseabundos en los alrededores de la ciudad en mención y envenenan por igual aire, agua y tierra . De esta manera se pueden recobrar para su venta posterior, cables de cobre, zinc, bronce y aluminio.
Pieter Hugo ha investigado de manera sensitiva el problema y ha producido una muestra de retratos y paisajes de una belleza aterradora. Los rostros de hombres y mujeres, las fotografías de animales y edificaciones están todas marcadas por una profunda huella de contaminación. Los hombres y mujeres retratados nos enseñan el rostro humano de una tragedia que parece inevitable ya que la pobreza es más poderosa que cualquier consideración práctica de lógica elemental.
El balance riguroso en la estética visual del artista pone de presente una vez más la función de la fotografía documental como arma de información y de su posible uso como elemento de denuncia de arbitrariedades en su persecución de soluciones globales a muchos tópicos. Las imágenes en la presente muestra son de gran formato ya que en su mayoría están enmarcadas en tamaños de casi dos metros por cada lado y van acompañadas de interesantes muestras de video-entrevistas.
Los seres humanos sometidos al envenamiento progresivo por causa de las quemas y la acumulación de contaminantes son de una vulnerabilidad asombrosa. Las imágenes muestran resignación en la aceptación de vidas cuya duración se acorta al mismo ritmo endemoniado que impone la destrucción del medio ambiente.
Este proyecto fue realizado por el fotógrafo entre los años 2009 y 2010.
Para ver más información e imágenes de diversos trabajos del artista se puede visitar su página web:
http://www.pieterhugo.com/