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ISSN 1989-4163

NUMERO 32 - ABRIL 2012

Sueños de Nadie

Joaquín Lloréns

Autor: Francisco Gómez.. Editorial Speedy. 2009. 233 páginas. 10 €.

Cada año se editan en España más de 70.000 libros. De ellos, sólo unas cuantas docenas de los publicados por las grandes editoriales se venden en grandes cantidades. Unos pocos cientos más dan de comer a otros tantos escritores y les mantienen con cierta dignidad. Muchos son publicaciones oficiales y ediciones empresariales cuyo valor cultural no va más allá de las fotos –de gran calidad, eso sí- que llevan impresas. El resto corresponden a editoriales independientes que editan a poetas, novelistas y ensayistas por el amor a la cultura y la creación, más que otra cosa. Sus tiradas son exiguas, sus medios editoriales escasos, sin correctores y maquetadores (a lo más, los propios editores) y apenas presupuesto de marketing.

Estos últimos, a los pocos meses de ser editados desaparecen de las escasas librerías donde han estado expuestos –más habitualmente alineados en algún anaquel- y son devueltos al distribuidor que, a su vez, los acaba devolviendo al editor. Apenas si alguno más será comprado por algún lector en ferias de libros o en ofertas de libros de saldo. No vuelven a tener una segunda oportunidad, salvo que el escritor logre años más tarde un reconocimiento general, con lo que serán reeditados por una de las grandes editoriales. Y no es que sean malos. Entre esos libros hay bastantes que merecerían mejor suerte. Su calidad es más que digna y con una edición más cuidada y, sobre todo, con una buena distribución y un buen marketing competirían con los grandes monstruos consagrados.

Creo que, de tanto en cuanto, hay que dar una nueva oportunidad a alguno de estos libros. Y es lo que yo voy a hacer aquí. Recientemente cayó en mis manos “Sueños de nadie”, del escritor ilicitano Francisco J. Gómez Ramírez. El libro contiene 18 estupendos relatos y un caustico epílogo que, en una frase, resume la atmósfera de resignado pesimismo con que se inician casi todos los relatos: “Ya sabía que te iba a decepcionar…” y están ilustrados por José Manuel López Serrano. A lo largo de cada una de las historias se van retratando diferentes personajes que, en su mayoría, pasan por un momento de desolación  en el alma: el hombre al que persigue una nube provocada por su propia inconformidad respecto a su vida (una de las tres quejas más habituales de los moribundos según un reciente estudio), el incapaz de lograr una relación afectiva y que se consuela con el sexo de pago aunque anhela la estabilidad emocional, el obsesivo exterminador de cucarachas convertido en presa, el resignado a la pérdida del amor verdadero con ánimo suicida y al que ya no le queda otro sino Dios con quien hablar sus últimos momentos, el hombre que padece la angustia de conocer a ciencia cierta el día y hora de su muerte y debe decidir cómo será su vida tras esa terrible revelación, el hipocondríaco que no cree en la posibilidad del amor o la amistad y que le hace obsesionarse consigo mismo, el antaño feliz vecindario en desintegración progresiva, los falsos amores del ciberespacio o de las empresas de relaciones y cómo alguien se puede agarrar a ellas como última esperanza, la agridulce felicidad del impedido, la angustia, las contradictorias emociones y expectativas de un imprevisto telegrama, el suicida límite, el ligón compulsivo y vacuo que acaba perdiendo lo que de verdad importa... De otro lado, las relaciones destructivas y creativas de una obsesión, bien sea el fútbol o un grupo de música. Por último, tres relatos que reflejan a ese numeroso grupo de escritores que sufren la angustia de la arriba expuesta circunstancia de no llegar al lector potencial, a través del exitoso escritor sin vida fuera de sus letras y dos anticuentos en forma alternante de un desquiciado premio literario que se asemeja demasiado a la habitual realidad de los mismos.

Casi todos los relatos de “Sueños de nadie” tienen en común su inicio amargo, pero, en casi todos, Francisco Gómez abre finalmente una puerta a la esperanza. El presente es el abandono, el desasosiego, pero al final, como en la última escena del Blade Runner de Ridley Scott, el cielo azul e infinito está frente a nosotros. Aunque Gómez escarba en cada uno de sus relatos un caso de la angustia de una existencia banal, sin sentido, éste acaba apareciendo casi siempre en un hábil giro de la narración.

Adicionalmente, el conjunto acaba engarzándose de una manera sutil. Sus protagonistas comparten muchas características que nos hacen pensar en las particularidades de un español nacido en los años sesenta, como Francisco Gómez, que es legión y que es ese “Nadie” que sueña, ese “Nadie” que no aparece en los telediarios, al que los políticos ignoran salvo para cobrarles los impuestos, ese “Nadie” que forma la urdimbre de nuestra sociedad y que, sin embargo, es ignorado por ella. En él conviven el recuerdo idealizado de la madre protectora y amante y la infancia perdida, el poso de una educación religiosa que, aunque abandonada por los hábitos, mantiene un eco de fe en los ángeles de la guarda y en un dios que no ha abandonado a la Humanidad, el recuerdo lacerante de la gran mujer perdida por la propia estupidez de la siempre orgullosa juventud, la angustia de la soledad al superar la cuarentena, el amor mercenario como triste sustituto del amor y la ineludible esclavitud al deseo … Pero, al final de todo, la esperanza, los “Sueños de nadie”: la creencia de que otra relación que nos llene está ahí, al alcance de nuestras manos y de que existe un ser con el que compartiremos nuestro viaje hasta la muerte.

Como tantos otros libros de las editoriales independientes, un estupendo libro que, como ya he dicho, merece una segunda oportunidad. ¡Ojalá sea así!

Para conseguirlo en papel, pulsar aquí. En ebook, aquí.

Sueños de nadie

 

 

 

 

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