Crecen flores de hielo en un campo encendido.
Yo soy la famosa perdedora. La que siempre elige la opción B.
La sacerdotisa de las alcantarillas. La que nunca pondrá un pie en Nueva York.
La factótum. La desglamourada. La antireinona.
Soy la que abunda.
A mi paso los ojos se desactivan. Tengo suerte. Porque ser mirado es ser acertado.
Mirar es derrumbar.
Duermo con el vacío en un tálamo nupcial. (Mi cama hecha con pétalos de flores carnívoras)
Sueño con un tráiler viajando por las pistas del sur.
Emite desbocadas señales turbo-diésel.
Su carga es de algodón de azúcar para la feria de las vanidades.
Ni los muertos ni yo seremos transgresores. Somos los transversales.
Existimos en diagonal. Cultura, ideología: todo lo franqueamos. Por todo nos filtramos. En los posos nos reconocemos. En las cuevas de extraños.
Que nadie nos mire. Ni a ellos ni a mí. Ser mirado es ser imantado.
Compartimos dones y condenas. Captamos tránsitos. Olemos cambios. Nos entristecemos antes. Nos esperanzamos antes.
Que nadie nos observe. Porque ser mirado es ser recogido. Mirar es cortar.
Cierra los ojos ya. No ver es oler.
(Crecen flores de hielo bajo un cielo incendiado)