“Cada vez que se enciende un ordenador ocurre una situación paradójica. Porque, en teoría, el ordenador no sabe hacer nada hasta que se carga el sistema operativo, el conjunto de programas que residen en el disco duro y gestionan los recursos del ordenador. Se necesita, por tanto, un mecanismo de arranque que sea capaz, digamos, de darse instrucciones a sí mismo y logre cargar ese conjunto de programas que gestionarán el resto de las operaciones. Las novelas, a mi modo de ver, no son ese mecanismo de arranque. Las novelas se parecerían más a los programas con que gestionamos algunos de nuestros recursos reales e imaginarios. Sé poco de informática, pero me gusta mucho mirar el momento en que se carga el sistema. El ordenador va reconociendo de qué está hecho y va poniendo en marcha sus distintas capacidades. Si el sistema económico fuera otro, entonces el mecanismo de arranque cargaría, junto con los demás programas, otras narraciones, otras formas de imaginar la vida y de contarnos lo que nos pasa”.
¿Qué programas carga tu sistema de arranque cuando te pones en marcha? ¿Flaubert? ¿Tienes instalado un Neruda compatible con mi César Vallejo? ¿Qué versión tienes de Victor Hugo? ¿La Hugo 3.0? ¿Te has instalado la última de Eduardo Mendoza? ¿Y estás segura de que no te ha metido algún virus en el sistema? ¿Tienes un anti-virus? Entonces me pregunto: ¿podría un novelista ser un hacker? Se trataría de crear un programa con un troyano, que se introduzca en el sistema operativo de los lectores, que los modifique, que haga aparecer archivos inesperados, resultados imprevistos.¿Serán los novelistas piratas informáticos? La imagen clásica del hacker se parece: un tío medio chiflado, encerrado en su habitación, tecleando y tecleando, y que quiere llegar desde allí al corazón operativo de medio mundo para infectarlo sin ser descubierto; un tipo que está jugando, en realidad, aunque produzca consecuencias irreparables y daños cuantiosos. Yo he sufrido ataques beneméritos, he leído novelas que me han contaminado, que han cambiado la configuración interna de mi terminal, he sido víctima de ataques al disco duro, he abierto la puerta a caballos de Troya que me han transformado la vida. Ejemplo: el troyano César Vallejo. Y no sabes cuánto lo agradezco.