Una faja publicitaria informa de que este libro puede ser «incluso obsceno», y aunque no lo sea, sí sirve para reflexionar sobre la obscenidad y sus adeptos. Escrito con más artes poéticas que narrativas - la contracubierta dice que mezcla «lo poético y lo pornográfico»-, pronto se advierte que son ingredientes que no pueden mezclarse: la escritura diluye la obscenidad con su ternura, ironía y juego de metáforas. Tan cierto como este triunfo del poema sobre la evidencia carnal, es también que el sexo como tema sostiene fragmentos magníficos. Con todo, nos seguimos preguntando el porqué del subtítulo: Una novela corta de caballerías. A nuestro juicio, debería cambiarse por: Una novela corta de guarrerías. En clave poética, eso sí. Quédate con el nombre de su autor: Vladan Matijevic. Va a dar mucho que hablar, también en España.