Hay blogs para todos los gustos; todo depende de la utilidad
que se le quiera dar a la herramienta. Por ello encontramos
en la red plataformas de egos atormentados, lugares de
encuentro donde nace más de una pandi (éstos gozan de
gran predicamento entre los adolescentes), bitácoras-coñazo-
pretenciosas, blogs educativos, blogs casposo- corporativos,
blogs incalificables (lo poético y hortera abunda) y también
artefactos ingeniosos a los que, sin darte cuenta, te
vas haciendo adicta. Como cada blog se corresponde con
una personalidad de blogger diferente, podemos afirmar
que hay bloggers de corta y pega, casuales, militantes
políticos, frikis; hay bloggers inconformistas y también
bloggers chispeantes aficionados al sexo y al chascarrillo.
Beta Valenzuela, con su "mi madre es idiota" tiene, desde
hace tiempo, un blog que nos engancha por mil razones.
En él se combina la inteligencia deslenguada con una aguda
capacidad de observación y un gran sentido del humor.
Leer a Beta V. es una auténtica delicia, y por ello os
ofrecemos hoy dos posts más o menos recientes, para que
juzguéis por vosotros mismos.
POST UNO: CHASCARRILLOS DE ACTUALIDAD AL ESTILO BETA.
"Pedro Zerolo publica en su facebook que acaban de celebrar
la "bienvenida civil" de Leo, el hijo de Cayetana Guillén.
No soporto a Cayetana, no me entra en la cabeza que alguien
pueda haber estado liada con Garci. Pero cuando leo lo
de la "bienvenida civil" las cosas empiezan a cuadrar.
Es tonta. Es rematadamente tonta. Es tonta, es relamida
y además se las da de lista. Lo peor.
Consulto con expertos. Un señor con barba me explica
que todo se debe a una educación religiosa mal curada.
"Es posible que intente reproducir los modelos que ha
vivido toda su vida. Ella, posiblemente, fue bautizada
y lo que intenta es darle a su hijo la misma educación
que ella ha recibido pero eliminando toda referencia religiosa".
A mí me parece bien eliminar las referencias religiosas,
me parece hasta obligatorio, pero si eliminas la religión
y te dejas las absurdas liturgias que la acompañan posiblemente
sea porque exista un sentimiento de culpa que te impida
eliminarlas de verdad. El experto me lo corrobora. "Cayetana
está intentando matar a Dios, pero se siente culpable
al hacerlo". ¿Y sería posible que, dentro de unos años,
el niño hiciera su primera comunión pero con una hostia
civil?, pregunto. "Sí, entra dentro de lo posible". Lo
estoy viendo. Cayetana le da una rodaja de pepino al niño.
El niño la escupe porque piensa que el pepino está asqueroso
y se nos vuelve un critiano de los pies a la cabeza.
Al parecer Zerolo leyó "los derechos del niño, recogidos
en la Convención Internacional de la Infancia" y el abuelo
de la criatura recitó una poesía de Mario Benedetti. Supongo
que el primero de los derechos de ese pobre niño debería
ser que no le sometieran a "ceremonias coñazo", porque
ver a Zerolo al abuelo Guillén y a la ex cantante de La
Oreja de Van Gogh cantando "David el gnomo" (no me lo
invento, viene en el periódico) debe ser bastante traumático
(para mí lo sería). No sé, si de lo que se trata es de
tomarse unas cañas a la salud del chaval tampoco hace
falta tanta parafernalia y lo de "dotar al niño de la
ciudadanía madrileña" (frase literal de Zerolo), no es
más que una ida de pinza provocada por las mencionadas
cañas. Zerolo, que el laicismo es algo serio".
POST DOS: CULTURA Y MODUS VIVENDI AL ESTILO BETA.
"El verano del 2002 lo terminé en Tenerife. Un amigo
consiguió que sus tíos le prestasen un apartamento en
la Playa de las Américas y me invitó a pasar unos días
pensando que así conseguiría acostarse conmigo. Si yo
no hubiera querido que nos acostáramos no habría aceptado
su invitación pero yo atravesaba una de esas épocas en
las que me tiraba a todo lo que se movía por temor a que
luego vinieran tiempos peores.
El lugar me pareció un horror debido a la brutal aglomeración
de turistas así que en vez de ir a la playa nos dedicamos
a hacer excursiones por la isla a bordo de un Ford K de
color rojo. Una tarde, camino de la Orotava, nos quedamos
sin gasolina. Intercambiamos unos cuantos "ya te lo dije"
y nos culpamos mutuamente. Mientras él se iba a buscar
gasolina yo me quedé escuchando la radio.
En Radio 3 entrevistaban a un director de cine del que
nunca había oído hablar. Se llamaba Isaki Lacuesta y estaba
a punto de estrenar un documental titulado Cravan vs Cravan.
Yo tampoco sabía quien era Arthur Cravan pero, a medida
que Isaki hablaba del personaje a mí me interesaba más
y más. Era un poeta, era un boxeador, era un desertor,
era un buscavidas. Su vida estaba envuelta en el misterio
y su muerte aún más.
Cuando regresé a Madrid fui a ver la película y, meses
después, repetí en un pase que se hizo en La Casa Encendida
y al que también asistió Isaki. Había muy poco público.
Apenas una docena de "raros". Pensé que mejor así. Siempre
he preferido sentirme rara a sentirme masa. Isaki tenía
barbita, el pelo relativamente largo y una voz tímida
que yo escuchaba ensimismada, como quien escucha una verdad
divina. Años después rodó La leyenda del tiempo. Volví
a sucumbir.
El pasado mes de enero, cuando me propusieron escribir
para Soitu sabía que terminaría haciéndolo sobre Isaki.
Me puse en contacto con él. Le hizo gracia lo de "Boyera
la bollera". Me pronosticó una carrera breve y acertó.
Me envió algunos de sus cortos advirtiéndome que me encontraría
con algo bien distinto a Cravan y a La leyenda. Pasaron
un par de semanas hasta que quise verlos. Era como intentar
retrasar el momento del orgasmo. Efectivamente los cortos
son otra cosa. Son inquietantes.
Los directores de cine son como los amantes. Los hay
de muchos tipos. Algunos son "funcionariales", ruedan
por oficio. Fichan cuando llegan y cuando se van. Te la
meten los sábados por la noche simplemente porque toca.
Es difícil enamorarse de ellos. Hay directores exhibicionistas.
Llegan, se desnudan, ponen en marcha el cronómetro e intentan
batir el record del polvo más largo. Si te encuentran
el punto la cosa puede estar bien pero, en la mayoría
de los casos, tú les importas poco con lo que, normalmente,
te quedas insatisfecha. Hay directores tuppersex. Ellos,
por sí mismos, no valen nada, pero tienen un maletín lleno
de consoladores con los que puedes hacerte un apaño. Finalmente
hay directores espeleólogos que se sumergen e investigan.
Son minoría pero eso les da igual. Para ellos rodar es
una aventura, un experimento nuevo, un proceso de investigación.
A mí me gusta sentirme investigada. Isaki es de estos
últimos".
Lo dicho: Beta, te queremos.