Autora: Inés Matute
Editorial Baile
del Sol, 147 páginas, 12 euros.
Queda muy claro desde el título de este volumen: mucho
más importante que el amor y el sexo en sus diversas facetas
es su paisaje, o sea, todo eso que los rodea e impide
que constituyan una experiencia pura y unívoca, al estilo
romántico. Inés Matute ya había demostrado en Autorretrato
con isla (Baile del Sol, 2007) ser conocedora del carácter
esencialmente relacional y, por tanto, conflictivo de
la naturaleza humana. El amor no puede escapar a ese esquema
problemático y delimitado por infinitas aristas, algunas
de ellas ocultas a nuestro entender y la mayor parte de
las veces dolorosas y perfectamente ajenas a la concepción
edulcorada que tanto han cultivado la literatura y el
cine. Del padre Fulgencio, uno de los personajes que habitan
el libro, es la sabia afirmación que sigue: “Los tipos
puros no existen. No hay hombres fuertes y hombres débiles:
hay diferentes maneras de combinar la fuerza con la propia
debilidad”.
Que Matute es una escritora de raza lo demuestran el
humor que destilan sus relatos y que suele cuajar en inteligente
ironía e incluso en sarcasmo, de acuerdo con una visión
de la vida alejada de la ingenuidad o el idealismo; su
cosmopolitismo, que permite que ningún contexto geográfico,
cultural, sexual o profesional sea ajeno a su interés
narrador; y la apertura tanto a los cuentos que respetan
los límites de la realidad posible como a aquellos que,
por su contenido fantástico u onírico, exigen un saludable
reacomodo de la imaginación lectora. El relato parece
ser siempre un reto para Matute, y en esto se nota la
calidad de los narradores orgullosos. Así, encontraremos
en el libro relatos de intriga; y, tratándose de Matute,
esa intriga será de carácter eminentemente psicológico.
En “Trabajo de abejas” comprobamos la confusa condición
de un amor rechazado; una imagen como “siento que el corazón
se me abre y de su interior sale un sapo” expresa el doloroso
atolladero personal que supone un amor culpable pero imposible
de contener. “Floraciones” indaga de nuevo en las posibilidades
del juego de los indicios y de los desenlaces inesperados;
las menciones recurrentes a Agatha Christie no son casuales
en esta historia de celos, dudas y amor propio por encima
de las convenciones éticas.
“Torres gemelas” aprovecha el impacto de un acontecimiento
que ha marcado a las generaciones presentes –y que conforma
ya una de las metáforas de nuestro tiempo– para glosar
cierta modalidad del amor que sólo en apariencia se aparta
de la convención romántica, pero que abunda en este caso
en la abnegación, en la dignidad y en la persistencia
más allá de la enfermedad y la muerte. “Un lindo capullo”,
por su lado, desmitifica el contemporáneo mundo del sexo
por Internet. La complejidad de las relaciones convencionales
(el engaño, los complejos, los miedos, la corrección social)
se traslada al mundo virtual, y los detalles cómicos no
impiden que la reflexión sobre la incomunicación y el
aislamiento nos deje un regusto amargo.
“Impar en Lannemezan” es la sorprendente historia de
una mujer solitaria que busca el deseo perdido en un rincón
de los Altos Pirineos, y para ello no dudará en seducir
a todo aquel que se cruce en su camino; “Boda con panteras”
es una melancólica ventana sobre la ambigüedad, los celos
y los amores descompensados; “¡Peliculera!” deja constancia
de que el amor y el odio están más cerca el uno del otro
de lo que a veces suponemos. En el terreno fantástico,
“Firmado en las nubes” presenta a la muerte como una hembra
engañosamente deseable. “Efecto dominó” constituye una
narración espléndida, de una precisión y una ternura incalculables,
expresión de una feminidad sorprendente y muy reveladora.
“Asaltacamas” es una divertida fábula en que dos amantes
en busca de una cama que se les niega reiteradamente se
dan paradójicas y sucesivas citas con una serie de personajes
de la literatura y el arte universales. El nexo de unión
entre ellos es su encadenamiento a una cama (voluntario
o determinado por la enfermedad física o mental), que
desliza así la materia erótica en el ámbito del desencanto
vital.
Son múltiples aspectos del amor, todos ellos instalados
en la dificultad de proporcionar al mismo un cauce estable,
sereno, reconocible, inequívoco, fluido o equilibrado.
Este libro de Inés Matute deviene, así, diagnóstico acertadísimo
de una dolencia que en el fondo conocíamos pero que, anclados
aún en convenciones amorosas del siglo XIX, no nos atrevíamos
a declarar en voz alta. Dada la intrínseca imposibilidad
de un discurso coherente sobre el amor o desde el amor,
parecen proponer estos cuentos, abordemos sus circunstancias.
Lo cual es, creo yo, un magnífico punto de vista narrativo
y, narraciones aparte, prueba de considerable inteligencia.