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ISSN 1989-4163

NUMERO 04 - VERANO 2009

Los Amantes de Silicona

Luis García

Autor: Javier Tomeo

Editorial Anagrama. 15 euros. 144 páginas.

Pocas veces en literatura,  si tomamos como referencia los últimos años, nos vamos a encontrar con una novela tan hilarante y surrealista como la última de Javier Tomeo, en la que el terreno de juego de la misma viene dado desde las primeras páginas de una forma tan clarividente y a la par- seguro que algunos lo matizarán- , tan poco atractiva. Tan sosa, que diría mi abuela. Pocas veces por otra parte, nos vamos a encontrar con una novela como “Los amantes de silicona”, original e ingenua, de esas que se atreven a desnudarnos y, por qué no, a mostrar nuestras más íntimas miserias. Las que solemos guardar para la alcoba, para la intimidad o dentro del armario. Y es que para sobrellevar nuestras soledades podemos ver la tele, ir al cine, acudir a un espectáculo de boys en el que se nos muestre “cuarto y mitad” o comprarnos una muñeca (o muñeco) hinchable que ayude a combatir nuestras necesidades más íntimas. Pero Marilyn, perteneciente a la tercera generación de Muñecas Consoladoras Minerva HP-457, y Big John, que así se llama el semental de silicona de Lupercia, cometerán en un momento dado la osadía de ser infieles a sus respectivos dueños, enrollándose entre ellos y dándole así una nueva y desconocida dimensión al concepto adulterio. Todo un desafío para las mentalidades de quienes los habían comprado y dado vida, para las nuestras propias y para la del supuestamente escritor de “Los amantes de silicona”, un alter ego de quien firma la novela.

“¿Dónde esta el corazón de los muñecos?” Se pregunta Lupercia en la pagina 57. “¿Dónde lo esconden?”. Tomeo ha escrito, sin pretenderlo me figuro, su obra más inverosímil, si nos atenemos a las estrictas leyes de le verosimilitud aristotélicas. Ha escrito su novela mas divertida, y decir esto de Tomeo es decir mucho; ha escrito una obra tremendamente descorazonadora por cuanto anticipa (ya lo hizo hace años Isaac Asimov en “El hombre del bicentenario”) la dificultad que tenemos para relacionarnos los humanos, para establecer complicidades, para amarnos en definitiva. La soledad es algo más que un término evasivo y angustioso. Es lo que tenemos a la vuelta de la esquina en una sociedad en la que prima el éxito profesional sobre el personal. El resto no lo vamos a contar, que Tomeo se merece ser leído y, por tanto, que no se desvelen sus “interioridades literarias”.

Los Amantes de Silicona
 

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