“La magia de Chambi se siente a través de sus fotografías, la magia inequívoca que lo distingue de todos aquellos fotógrafos con quienes los críticos lo han querido comparar, desde August Sander y Nadar a Edward Weston, Ansel Adams, Irving Penn, hasta el mismo Abraham Guillén”
Mario Vargas Llosa
Hace muchos años conozco someramente la obra fotográfica de Martín Chambi en libros, monografías, textos de estudio y demás.
Sin embargo, nada me había preparado para experimentar la magnitud de su obra, excelsa, constante, maravillosa, al encontrarme frente a sus fotografías una tarde en el verano gaditano.
La muestra, presentada en el Claustro de Exposiciones del Palacio Provincial de Cádiz, habla muy claramente del inmenso talento del gran fotógrafo peruano.
Es gracias al esfuerzo de sus herederos que el gran público puede ahora ver la obra del artista, quien más allá de ser simplemente un “indigenista”, como se le llama por costumbre de asociar su trabajo con el registro de la gente de su raza y su pueblo, es por encima de todo un artista universal.
La exhibición es una serie larga de imágenes digitalizadas y copiadas a gran formato, donde se aprecia en apasionante detalle la minucia de aquel tiempo en el rostro de sus gentes, las condiciones que les rodearon y nuestra aproximación a su identidad, su medio ambiente y su legado histórico.
La calidad en la impresión de las imágenes es impecable, de una claridad que ya envidiarían muchos de nuestros fotógrafos actuales, merced a que han sido transferidas de los negativos originales, placas de vidrio que debieron haber sido al menos de 20x25 cm. de dimensión.
La obra artística de Martín Chambi (Puno 1891 – Cuzco 1973) sobrevive a más ciento veinte años de su nacimiento y se mantiene vigente a través de su visión como fotógrafo. En ella vemos al etnógrafo, al cronista, al documentalista, al antropólogo y al hombre de varios mundos en su época.
Lo que está a la vista en la muestra de Cádiz es de una magnitud artística asombrosa.
Su vocación, el trabajo desarrollado en un tiempo de tremendas limitaciones en la información y la tecnología fotográfica es la confirmación del talento de quien siendo “Cholo”, en el sentido que se le dice en el Perú al indígena, con su carga peyorativa, no se deja apabullar por el medio y se yergue triunfante por el ancho mundo.
Chambi, quien se autodenomina un fotógrafo indigenista se expresó de esta forma durante un viaje a Chile en 1936: “He leído que en Chile se cree que los indígenas no tienen cultura, que son incivilizados, que son artística e intelectualmente inferiores cuando se les compara con los blancos y europeos. Más elocuente que mi opinion, sin embargo, son los testimonios gráficos. Espero que haya testigos imparciales y objetivos que examinen esta evidencia. Siento que soy un representante de mi propia raza; mi gente habla a través de mis fotografías”.
Su obra ha sido exhibida en numerosas capitales en América Latina, Norteamérica y Europa y cada vez más publicaciones en todos los idiomas propagan su trabajo.
Son impresionantes, en particular, sus retratos de gente del común, campesinos inmortalizados por su lente, celebraciones de pueblo que vistas ahora son espejo de una era desaparecida para siempre.
A él se le acredita con ser el primer fotógrafo presente en fotografiar el hallazgo arqueológico por excelencia del siglo xx en Sudamérica, la ciudadela Inca de Machu Picchu, llevada a cabo por el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham en 1911.
El siguiente párrafo ha sido extraido del catálogo de la exhibición en Cádiz.
“La obra de Martín Chambi contiene una gran yuxtaposición de niveles de lectura e interpretación; en ella conviven la documentación de corte antropológico y la soberbia dignidad que proyecta a los personajes que retrata. El gran maestro de la fotografía latinoamericana fue simultáneamente un fotógrafo indígena, fotógrafo de salones de arte, fotoperiodista, testigo activo del nacimiento de los partidos indigenistas en su país, apasionado documentalista de su cultura, retratista de estudio para la alta sociedad cuzqueña, fotógrafo de eventos sociales y fiestas patrias e indígenas, fotógrafo costumbrista, maestro de muchos fotógrafos profesionales que se formaron en su taller, amante de la estética de los grandes pintores de retrato, excelente iluminador y dotado de excepcional destreza para coreografiar la pose de grupos de personas, representante involuntario de la emergencia de las clases humildes en Cuzco y un largo etc. que merecería más espacio para ser desarrollado en toda su complejidad. Todo ello mostrado sin historicismos formales, apoyado en un dominio excepcional de la técnica y en una curiosidad insaciable por la epopeya cotidiana del ser humano”.
Parte de su obra puede ser vista en:
www.martinchambi.org