Inés Matute, escritora bilbaína afincada en Palma de Mallorca, debutó en el mercado editorial con “Autorretrato con Isla” (Baile del Sol, 2007), primera novela preñada de buena literatura que invitaba a seguir los futuros pasos de su autora. Ahora, con “Focus, once paisajes para Eros” (Baile del Sol, 2009), la hiperactiva narradora nos ofrece una refrescante incursión en el campo del relato breve. Félix Ruina estuvo con ella.
Debutaste con una novela, y ahora nos regalas un libro de relatos. ¿Por qué para tu segundo trabajo has apostado por la narración breve?
En realidad empecé escribiendo cuentos; muchos de los que se recogen en “Focus” se gestaron años antes de que la novela viera la luz, pero, como bien sabes, los editores no suelen arriesgarse con este género, considerado “menor” por los entendidos, aunque, personalmente, discrepo. En su momento se pensó que debutar con una novela sería una buena carta de presentación y, una vez dada a conocer como autora, sacar los cuentos. La edición y posterior promoción de la obra se somete a ciertas estrategias de mercado; el libro, en este sentido, sólo es un producto más. Supongo que una vez has demostrado que eres capaz de escribir una novela, “se te perdona” que te dediques al cuento. Baile del Sol, sin embargo, no es una editorial al uso. Son gente muy intuitiva, que arriesga, y que ha dado una oportunidad a buenísimos cuentistas (en el mejor sentido de la palabra) inéditos.
Considero que la variedad temática y de géneros en Focus ayuda mucho a que la lectura de tu nuevo trabajo no aburra al lector. Este podrá conectar más o menos con ciertos relatos, pero es innegable que el volumen contiene material para todos los gustos. Incluso te atreves con géneros como el negro o el fantástico. ¿Cuál era tu objetivo principal al concebir Focus? ¿Qué pretendías ofrecerle a tu público?
Tal y como nos avanza el poeta Juan Luis Calbarro en el prólogo, dada la intrínseca imposibilidad de un discurso coherente sobre el amor o desde el amor, lo sensato es abordar sus múltiples circunstancias. Y donde decimos amor, sobrentendemos Eros. Pienso que quería demostrar que el erotismo puede surgir en cualquier contexto, pero antes de responder a esa pregunta, me gustaría aclararte algo. Concebí "Focus", como tal, cuando los cuentos estaban ya escritos, dado que yo jamás programo lo que es estrictamente creación. Verás, disponía de una veintena de cuentos de muy diverso contenido y temática, historias que pasaron al papel tras vivir de cerca situaciones que me impactaron. Los releí pasado el tiempo y observé que en muchos de ellos aparecía un contexto sexual atípico, una anomalía o desviación. Hallado ese hilo conductor, escogí once. Algunos de los cuentos que descarté para “Focus” van a publicarse en la antológica "Mujeres cuentistas" (Baile del Sol) y en otro libro de relatos que, si dios quiere, verá la luz el año que viene. Su título provisional es "Bárbara cuando truena", y será aún más arriesgado que este que ahora comentamos. Volviendo a tu pregunta, me divierte comprobar que el erotismo está presente en un parque infantil, en la consulta de un ginecólogo, en el asiento de un avión o en una visita inmobiliaria. ¿Sabes? El libro ha sido escogido como lectura del mes en el Club Riskal: ha sido muy interesante conocer qué tipo de cuento es el favorito de cada persona. La valoración crítica de cada miembro del club me ha aportado mucho.
Cuentos descartados de próxima publicación, otro posible libro de cuentos en el horizonte… Seguro que aún hay más. ¿Tienes en cartera una segunda novela?
Sí. Llevo un par de años escribiendo una novela. La tengo prácticamente acabada, pero hay momentos de duda en los que pienso que me he equivocado al escoger la voz del narrador. Una de las cosas más difíciles cuando escribes un texto largo es definir quién debe contar los hechos, el grado de implicación del narrador en la historia. No soy perezosa: si dentro de unos meses considero que debo de cambiar esa voz, lo haré aunque ello me obligue a rescribirla por completo. Te avanzo, eso sí, que hay otra novela lista, a caballo entre el género negro y el humorístico, que aún no he querido publicar por razones estrictamente personales. El día que “Ensaimada Connection” vea la luz, que tiemblen los políticos baleares...
Antes has comentado que algunos de los cuentos de Focus parten de experiencias que has vivido de cerca. ¿Hasta qué punto te has proyectado en los personajes de estos once relatos?
No son cuentos exhibicionistas, pero admito que los paisajes son mis paisajes, que los contextos son reales y que hay gente de mi entorno que se ha identificado con tal o cual personaje. Otros, como el de los homosexuales que viven en Nueva York y que presencian la caída de las Torres Gemelas, son una invención absoluta. Se da la paradoja, eso sí, de que tres mujeres diferentes han creído que hablaba de ellas en uno de los cuentos, cuando, en realidad, hablaba de mis propios sentimientos. El grado de identificación depende siempre de la percepción, y no hay nada más aleatorio y caprichoso que la percepción que de las cosas tenemos los humanos.
Recuerdo que en la presentación de Focus comentaste que eres una escritora lenta, que te lo tomas con calma a la hora de escribir. Leyéndote, es evidente que mimas mucho tus trabajos. ¿Hasta qué punto elaboras tus textos?
Hasta que estoy satisfecha de cada frase. A menudo hago varias tentativas antes de concretar lo que me gustaría decir y el modo de hacerlo. Exploro. Hago un “compost” fértil sobre el cual luego planto una semilla. Admito que mi lobo feroz son los adjetivos: tiendo a poner demasiados, y esto es un error. Si el sustantivo es el adecuado, no necesita adornos. Cuando repaso un texto, lo primero que suprimo son los adjetivos sobrantes. Suelo trabajar con un diccionario de sinónimos a mano, es una herramienta fundamental.
Eso me suena a escritora disciplinada. ¿También tienes un horario para escribir?
Me obligo a escribir todos los días, me apetezca o no. Como dijo Picasso, que la inspiración me pille trabajando… Así las cosas, unos días me siento terriblemente creativa, y avanzo mucho en la trama argumental, y en otros momentos me limito a pulir lo que ya he escrito.
Ahora mismo me apetece ponerte en un pequeño aprieto. Si tuvieses que quedarte con un cuento de Focus, sería… Bueno, te dejo que elijas un par.
No tengo ningún problema en responderte: “Rojo y picante” es una historia que me conmueve especialmente. La aventura de una anciana incontinente que se escapa a Londres a buscar una ventana, las cuatro paredes que atesoran los mejores recuerdos eróticos de su juventud, me parece fantástica. Su larguísimo monólogo, su malicia y su desinhibición, lo sorprendente de su discurso.... ¡Me encanta! También me gusta mucho “ Impar en Lannemezan”, que es la historia de una solterona adicta al fisgoneo cibernético que acude a citas disparatadas con agentes inmobiliarios y... bueno, tampoco vamos a contarlo todo, ¿verdad? Dejemos que los lectores descubran las más secretas fantasías de mis personajes.
“Impar en Lannemezan” es mi favorito. ¿Eres lectora habitual de cuentos? ¿Qué autores te gustan?
Tras una sobredosis de poesía y ensayo, a día de hoy soy, principalmente, lectora de novela y relato breve. Empecé a leer cuentos siendo muy joven. Mis primeras lecturas fueron Borges y Cortázar, dos de los grandes. Luego pasé a Benedetti, Clarice Lispector, Alejo Carpentier y Silvina Ocampo, que dejaron clara, definitivamente, mi pasión por los escritores sudamericanos. De Silvina es el relato- una niña que se prepara para la primera comunión, un hombre oscuro, una mirilla- que me hubiera gustado escribir e incluir en “Focus”. Recientemente, y aconsejada por el escritor José Morella, he descubierto a Walsh, a John Cheever, a Cristina Grande y a Ángela Carter. Fue él quien me habló de Pàmies antes de que los suplementos culturales comenzasen a ensalzarle. Por último, no puedo dejar de mencionar al mexicano Dante Medina. Su libro “Te ve, mi amor, TV” me parece una joya. Dante es un geniecillo loco que cocina historias divertidas con un lenguaje inimitable.