Bajo mi labio superior
vienen a descansar las gaviotas.
No me preguntes cómo caben allí
cada una con su extenso bagaje
de sones y de plumas.
Yo tampoco lo entiendo.
Sobre mi labio inferior
se recogen las mareas,
se reeditan los inicios,
vuelve el viento al origen
de su todo
mientras resbala mi aliento
a la sombra púrpura de tu glande.
En un segundo sin término
se acoge a mi suspiro
un mundo de aromas y semillas.
Puedo hacerte volar y lo hago,
como cada tarde,lo sabes,
mientras me observas gotear,
silencio abajo,
hacia ese fondo combado de gemidos
de tu éxtasis.