AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 06 - OCTUBRE 2009

 

El Poder del Perro

Marina P. de Cabo

Editorial Mondadori

Sólo he cruzado una línea imaginaria con un montón de plantas
Johnny Depp interpretando a George Jung en la película Blow.

Una navaja de hoja afilada se clava en el corazón de México y va ascendiendo, cortando limpia y profundamente el país, perseverando en su viaje hacia el norte e imprimiendo una marca indeleble en Estados Unidos. De abajo a arriba. Un continente rajado en canal, cuyos actores cuentan con el apoyo de los gobiernos, quienes al mismo tiempo luchan para silenciar el ladrido rabioso, todo descontrol y colmillos, para evitar que la brecha se abra y la tierra comience a sangrar, salpicándonos a todos. 

Los personajes del thriller El poder del perro, primer título de la colección Roja&Negra, dirigida por Rodrigo Fresán y perteneciente a Random House Mondadori, son narcovaqueros, campesinos, anticomunistas, sicarios, ejércitos clandestinos, gángsteres, policías sobornados, agentes de la DEA, prostitutas de lujo. Los protagonistas son la corrupción y la venganza: el poder del perro.Las escenas tienen lugar en áridos desiertos y frondosas junglas, en anónimos pisos francos, en la soledad de la carretera, en el barrio neoyorquino Hell’s KItchen, en los arrabales de cualquier ciudad, en las fronteras como cortes transversales trazados por otros cuchillos. En los rincones oscuros de la mente enferma.

Estados Unidos importa heroína de México. La DEA, en su lucha contra el demonio, quema los campos de opio del país vecino. Sin campos donde cultivar la materia prima, los narcos se reorganizan y comienzan a actuar como intermediarios entre los estados productores de cocaína y Estados Unidos. México se convierte en un trampolín; el dinero que mueve este negocio posee más cifras de las que uno pueda imaginar.

Como en cualquier otra guerra, hay caídos, víctimas, daños colaterales. Los cadáveres aparecen si la balanza se inclina del otro lado, si el valor del cheque es superior al latido del corazón. Porque todo, en esta vida, es una cuestión de compensaciones: todos los buenos tienen un precio.

Tras investigar durante seis años tan oscura realidad, Dan Winslow (Nueva York, 1953) logra mostrar en su novela El poder del perro una compleja trama en la que autoridades y delincuentes están hechos de la misma materia aunque difieran en semblante. La complicada red conecta el tráfico de cocaína, la muerte, la tortura, la traición, la ambición, el poder, la apariencia, el tráfico de armas, y el autor, en su extrema lucidez, muestra obscenamente las tripas de esta macroorganización, que trasciende fronteras y moralidades: el tráfico de drogas produce tantas ganancias por la peligrosidad que supone ante su gran enemigo, Estados Unidos, que no se revela sino como su aliado, al conceder préstamos a los países vecinos, estar conchabado con los principales cárteles de la droga e importar cocaína en cantidades industriales. Los mismos cárteles, en el interior de un país empobrecido, son los que aportan las subvenciones para construir hospitales y colegios. Y todos apartan la mirada, porque la condena conlleva la salvación en su mero acto de existir. Y viceversa.

Dan Winslow atrapa con la palabra; logra hacer de la matanza y la tortura un bello poema de dolor, y de su historia una vertiginosa carrera que apunta al abismo. Su prosa es un apretón de pelotas, una raya de 700 páginas que se esnifa de golpe, un descenso a un infierno que el lector no querrá dejar de visitar.

 

 
 

El poder del perro

 

@ Agitadoras.com 2009