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ISSN 1989-4163

NUMERO 113 - MAYO 2020

 

Olor a Muerte en Pioz

Francisco Marín

Autor: Beatriz Osa. Editorial Alrevés (2020). 256 pgs. 19,00 €

«Cuatro cuerpos en bolsas de basura. Un crimen sin explicación. Y un asesino huido al otro lado del Atlántico. Esta es la crónica de una matanza contada en directo y de su investigación.»

Esta reseña la inicia Manuel Marlasca “Jefe de Investigación” de la Sexta:
El 594 de la calle de Los Sauces

«La maldad tiene mil rostros y llega a cualquier rincón. Una tarde de agosto de 2016, la maldad se presentó en un rincón de Guadalajara encarnada en un joven de buen aspecto y sin más problemas en la vida que la elección del camino por el que debía seguir sui vida. Patrick Nogueira asesinó a cuchilladas a sus tíos Marcos y Janaina, y a sus sobrinos, María Carolina y David, de tres y un año, en el número 594 de la calle de Los Sauces, en Pioz. Demedió a los mayores y metió todos los restos en bolsas de basura que dejó abandonadas en el escenario del crimen. ¿Por qué un joven de diecinueve años fue capaz de cometer una matanza de tanta crueldad? Ni la Guardia Civil, ni el juez instructor, ni los forenses han dado respuesta a esta pregunta. Tampoco Beatriz Osa, que en su libro ‘Olor a muerte en Pioz’ narra lo sucedido antes, durante y después de los asesinatos. El gran interrogante –¿por qué?– planea durante todas las páginas, sin hallar una respuesta.

El libro es una crónica detallada de la investigación policial, en la que cobran especial protagonismo un grupo de anónimos servidores de la Justicia –agentes de la Guardia Civil de Guadalajara, un discreto pero eficaz juez instructor y los forenses de su juzgado–, con la compañía de los investigadores de relumbrón de la Unidad Central Operativa (UCO), que jugaron un papel esencial en la entrega del asesino, que subió a un avión en Brasil a sabiendas de que el destino que le esperaba era estar encerrado en una prisión española durante muchos años.

‘Olor a muerte en Pioz’ también es una crónica judicial. La autora asistió a las maratonianas sesiones del juicio en el que Nogueira fue condenado a prisión permanente revisable y fue testigo del desesperado intento de su abogada, Bárbara Royo, de atribuir los crímenes, no a la maldad de su cliente, sino a una malformación de su cerebro, algo nunca visto en los tribunales españoles. La línea de defensa no convenció al jurado, pero abrió el camino para que las neuroimágenes puedan comenzar a ser empleadas como pruebas forenses que demuestren que las anomalías del funcionamiento del cerbero puedan influir en las conductas criminales.

El libro viaja en sus páginas a los dos lados del Atlántico. Cuenta lo que ocurría en Brasil mientras Patrick mataba en España. Las terribles imágenes que Patrick enviaba a su amigo Marvin posando con los cuerpos de sus víctimas y con su sangre empapando su cuerpo, como un cazador con su presa, pasarán a la historia del crimen en España. Nunca un asesinato fue retransmitido en tiempo real y nunca hubo un cibercómplice como Marvin, que lejos de parar la matanza, animaba a su amigo, alimentando su ansia de sangre.

La familia y los amigos de Patrick y, sobre todo, la de las víctimas tienen su espacio en ‘Olor a muerte en Pioz’. Walfran, el hermano de Marcos, el tío para quien el asesino era su sobrino favorito, vuelca todo su dolor a lo largo de las páginas, el mismo dolor que el jurado y todos los presentes en la sala de la Audiencia de Guadalajara palparon cuando tuvo que declarar a escasos metros del criminal.

‘Olor a muerte en Pioz’ responde a todas las cuestiones en torno a un crimen espeluznante cometido por alguien que es “como usted o como yo justo antes de cometer un asesinato” –tal y como definió Simenon a los asesinos–. La única que queda sin responder es ¿por qué? Solo Patrick lo sabe y no ha querido contarlo. Ni a la Guardia Civil, ni al juez ni a Beatriz Osa»

Posiblemente, si Olor a muerte en Piozfuese la narración de una ficción yo, particularmente, pensaría que al autor se le ha ido la mano y la cabeza… que lo narrado supera todas las fronteras posibles… y así es, supera la quimera y se convierte en realidad. Porque real es todo lo que se presenta en el libro.

El “actor” principal, Patrick Nogueira, supera, por su frialdad o por su falta de conciencia, a cualquier protagonista ficticio [¿Qué mente te permite dormir junto a las bolsas de basura que albergan los cuerpos descuartizados de tus familiares?]. ¿Qué tipo de monstruo se apodera de una persona para convertirla en algo irreal?

Beatriz Osa nos toma de la mano y, mediante capítulos cortos, paseamos de forma cronológica por todo lo que sucedió en aquellas horribles fechas… declaraciones del asesino, transcripciones literales de algunos mensajes que cruzó con amigos, búsquedas de pruebas y… juicio. Con tal maraña de hechos y datos, la autora ha conseguido fraguar un libro claro, de lectura rápida y amena, descripciones claras y no morbosas con informaciones de primera mano.

¿De dónde procedía ese hedor? ¿A qué se debía el silencio sepulcral que rodeaba el 594 de la calle Sauces, en Pioz?

 El 17 de septiembre del 2016, la Guardia Civil descubrió cuatro cadáveres de una familia metidos en seis bolsas de basura. ¿La obra de un sicario? ¿Una venganza? Nada encajaba. Así arrancó la investigación de uno de los crímenes más brutales de nuestra historia del que, aún hoy, el asesino no ha querido dar todos los detalles. Patrick Nogueira tenía diecinueve años cuando descuartizó a sus tíos, Marcos y Janaína, y asesinó a sus primos, David y Carolina, de uno y tres años. Hoy cumple prisión permanente revisable y sigue guardando secretos. Estas páginas encierran la petición que le hizo a uno de sus guardianes.

Lectura, reitero, muy interesante… pues a lo largo de ella, además, nos va recordando otros casos reales, películas, libros e investigaciones varias.
Beatriz Osa (Madrid, 1979) es periodista. Tras pasar por la Cadena SER, la revista Zero y Telecinco, desde 2006 está en La Sexta, donde ha trabajado en Informativos y en el programa Más vale tarde. Actualmente edita Expediente Marlasca, siguiendo toda la información de sucesos, con un interés especial en dos secciones: «Caso Cerrado» y «Tras la pista», por la que fue premiada en el 2016 por la fundación QSD.

Interesantísima conversación con Beatriz Osa para los lectores de Agitadoras… Gracias…

P.- Por favor, presente a Beatriz Osa.
R.- Periodista, del 79, madrileña vallecana. Aficionada a la radio, asentada en La Sexta desde 2006 y metida de lleno en sucesos desde 2015. En la actualidad soy editora de ‘Expediente Marlasca’, en Más vale tarde.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace Olor a muerte en Pioz?
R.- Gracias a una llamada de Marta Robles, la directora de la colección Sin Ficción, que confió en mí para abordar este crimen, uno de los que he cubierto que más me han impactado. Además, me pilló a punto de celebrase el juicio, donde yo iba a tener una oportunidad casi única: la de estar sentada en esa sala noble de la Audiencia de Guadalajara, a unos metros del asesino.

P.- La base documental ¿fue?
R.- Todo se sostiene sobre los sólidos pilares de una investigación policial ejemplar, de un detallado sumario judicial y de los testimonios de quienes tuvieron contacto directo con Patrick Nogueira. Entre otros, el capitán Hidalgo, de la UCO, que lo interrogó; los investigadores de la Comandancia de Guadalajara, que enseguida dieron con su rastro, una vez encontrados los cadáveres de sus víctimas; y un médico forense clave para saber cómo fue el descubrimiento del crimen, pero también lo que nunca le ha contado Patrick a nadie. Sólo a Óscar Ortigado le confesó que no quería salir nunca de prisión porque temía volver a matar.

P.- ¿Le afectó mental y emocionalmente redactar la historia? ¿Qué fue lo que más le costó, a la hora de escribirla?
R.- Ver las fotografías del llamado “chat del horro”, de esa conversación que mantuvo el asesino con su mejor amigo, que estaba en Brasil. Patrick no sólo le contó entre risas todo tipo de barbaridades, mientras cometía los crímenes, sino que también envío ocho fotografías. Y yo las he visto todas, aunque por expreso deseo de la familia de las víctimas no se puedan difundir por su extrema dureza. Precisamente, el dolor de esos familiares, cómo se enteraron de los hechos, me impactó enormemente. En concreto, el grito que dio María das Graças al enterarse de que alguien había matado a su hijo, a su nuera y a sus nietos, cuando aún no sabía que el asesino era también otro de sus nietos.

P.- ¿Hay alguna banda sonora que pueda acompañar a esta historia?
R.- Si acaso, por seguir recurriendo a los hechos reales de una historia así, estaría la música que escuchó el asesino días después de cometer los crímenes (desde Red Hot Chili Peppers a cantantes brasileños y cantautoras francesas, o Bach), pero también la que escuchaban sus víctimas; a su tío Marcos le encantaba Elvis Presley y le cantaba Nat King Cole a su hija María Carolina.

P.- ¿Qué tipo de mente hay que tener para cometer tal atrocidad?
R.- Como poco, alguna que te permita dormir, que es lo que pretendió hacer Patrick Nogueira la misma noche del crimen, cuando se acostó en una habitación que estaba pared con pared del salón en el que dejó apiladas las bolsas de basura donde metió los cuerpos descuartizados de sus tíos y los cadáveres de sus primos, de uno y tres años.

P.- ¿Existe el crimen perfecto?
R.- Si entendemos que hay crímenes para los que todavía no se ha sentado un acusado en el banquillo porque el juez ha considerado que los indicios policiales no eran pruebas suficientes para ajusticiar a un sospechoso, pues sí. Piensen en Susana Acebes, asesinada en el año 2000 y cuyo caso está a punto de prescribir este año, o Sheila Barrero, que la Fiscalía acaba de archivar una vez más… Su asesino sigue libre. Incluso en los casos en los que el único sospechoso posible queda absuelto. Si no es él, ¿quién es? ¿Quién anda por ahí sintiéndose impune tras cometer un asesinato?

P.- ¿Hay algún asesinato que le haya impresionado más que el de Pioz?
R.- La verdad es que me cuesta contestar a algo así, pues no hay un ranking de maldad ni de víctimas. Sí creo que el cuádruple crimen de Pioz aúna muchos elementos que a mí me impresionaron tanto, a nivel personal y periodístico, como para escribir un true crime. Cierto es que la crueldad con menores me revuelve aún más. Que alguien como David Oubel sea capaz de asesinar a sus hijas con una radial, o Iván Pardo torture hasta la muerte a su sobrina Naira, o Ana Julia Quezada se queje en el juicio de que el pequeño Gabriel la llamaba “negra fea”…

P.- ¿Por qué le denegaron la entrevista con Patrick Nogueira? 
R.- Me la denegó el mismo, a través de su abogada, claro. Patrick no quería que saliese el libro, y tampoco tengo un porqué.

P.- ¿Qué pregunta le haría a Patrick, si solo pudiese hacerle una?
R.- ¿Cuántas veces comentó con Marvin el crimen que iba a cometer y qué le dijo su mejor amigo? 

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos? ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- La cuarentena me tiene con varios frentes literarios abiertos, desde el último de Domingo Villar, que lo tenía aún pendiente; a 1793, que confieso que no termina de engancharme todo lo que me esperaba; y Sábado noche, de Susan Orlean, un regalo que me hicieron con una gran dedicatoria, y que es una curiosidad periodística/literaria. Siempre me ha gustado este tipo de novelas, como la visión surrealista de la realidad que puedan aportar autores como Millás o Nothomb. Durante un tiempo me enganché a los franceses, igual que disfruté con Paul Auster o el propio Muñoz Molina. Ahora he descubierto a Luis Landero. Sí, ¡ahora! Igual que hace dos, tres años, me metí de lleno en la novela negra gracias a mi particular prescriptor en este género. Y lo estoy disfrutando muchísimo.

P.- Como lectora, prefiere: ¿libro electrónico, papel o audio libro?
R.- Soy de papel, pero no tengo remilgos ni le hago ascos a nada. Si está bien hecho, para según qué momentos, es genial un audiolibro.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- El silencio. Me cuesta concentrarme si hay jaleo alrededor y ni siquiera pongo música de fondo.

P.- Venda su libro, ¿por qué hay que leer Olor a muerte en Pioz?
R.- ¿Quieren saber cómo se caza a un fantasma, cómo se le convence para que deje su refugio, cómo se logra que cuente algo que no ha contado nunca? Pues lean este libro. Estarán honrando el trabajo de quienes nunca buscan el reconocimiento, y de quienes mejor honran a las víctimas de un crimen así.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son? 
R.- Seguir contando historias de malos y malas, de los que cada día le quitan el sueño a alguien, aunque sólo ocupen unos minutos informativos. Quién sabe si alguna de esas historias, además de contarla en La Sexta, también me atrape para convertirla en libro. Quién sabe…

 

 


 

 

Olor a muerte en Pioz 

 

 

 
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