Moby Dick
Vicente Muñoz
Cult Movies: Películas para la penumbra (Excodra, 2015).
Una de las películas de John Huston (junto a Vidas rebeldes, El hombre que pudo reinar y Bajo el volcán) por la que siento una fascinación especial y a la que recurrentemente acudo, en los días nostálgicos, como a una especie de bálsamo de ensoñación.
Todo en Moby Dick (1956), de principo a fin, es grandioso y apocalíptico: el cielo azul, el mar indómito, la camaradería de los tripulantes del Pequod, las tabernas del puerto, Gregory Peck encarnando a Ahab, Orson Welles predicando en la iglesia, lo efímero y lo pasajero, la venganza y la vanidad, el hombre enfrentado a las fuerzas de la naturaleza y, sobre todo, la impresionante ballena blanca, Moby Dick, némesis y perdición.
Cada personaje, secuencia y detalle es crucial en esta odisea estremecedora de Huston, una vez más tocado por el talento y la gracia, que para mí es una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos.
Pese a simplificar y recortar aquí y allá la novela de Melville (por motivos obvios de espacio), el largometraje de Huston (con guion de Ray Bradbury) es un prodigio de saber hacer y una película que mejora con el paso del tiempo como los vinos de las cepas más viejas, transportándonos a una realidad aparte (que diría Castaneda) y haciéndonos, durante su visionado, olvidar nuestro entorno y presente.
Poco más podemos pedirle al cine.
Trailer en You Tube: