Poemas del libro: Si se calla el cantor. Los Libros de la Frontera, 2012.
22
Echando atrás la vista,
viajando tan lejos como llega el recuerdo,
se lo ve recostado en un alféizar,
por completo entregado.
El cantor-trovador surca los prados
montado en su caballo cimarrón.
Vive en el mil trescientos envuelto en el fulgor
y ama a una dama que también lo ama.
Sediento se despierta siempre al alba,
le afloran a los labios bellas rimas,
su amada las aplaude en su castillo
acaso rezagada en el zaguán.
23
Ahora avanza apoyado en un cayado.
Está ciego y recita con voz grave
noticias de sucesos truculentos,
de amores contrariados,
de gloriosos ejércitos.
Tocando la zanfona o el rabel,
recala en una plaza soleada,
acaso en un camino frecuentado.
Es él quien pone precio a la leyenda,
es él quien pone fin, quien dice amén.
Los demás se lamentan de su suerte,
pero le quieren bien.
24
Pasa el tiempo y lo hallamos junto a un libro,
en la prisión oscura de sus días,
entre toses abruptas y halos fríos.
Fue ingrato con el tosco rey traidor
y ha sido condenado al ostracismo,
a beberse las miasmas del abismo.
Algunos lo imaginan en la torre
pergeñando sus obras más excelsas.
Los hay que lo olvidaron por completo
creyéndolo más muerto que Caronte.
25
El poeta social se da de bruces
con la injusticia y las poquitas luces
de quienes dicen ser sus enemigos.
Se trasluce de ello que es hermoso
todo aquello que escupe sin tregua ni reposo.
Entra en un bar, declama al pueblo llano,
sale a cenar y aduce que es pecado
comer hasta el hartazgo cuando hay muchos
que jamás vieron caldo en su escudilla.
Los tiempos han cambiado,
venció la dictadura al anarquismo
y reina el vil metal desde su trono.
Toca trocar de nuevo bolsa en plomo.
26
El poeta moderno viste jeans,
se cubre con sombreros en invierno,
le gustan los botines algo añejos
y bebe en opalinas fluorescencias.
En las prisas descubre su pereza,
por un verde laurel trina en las fiestas,
jamás deja de hablar de quien es él.
Publica en colecciones exquisitas
vestidas con papeles verjurados
que ilustran dibujantes malfamados.
Va a congresos, disfruta de prebendas
y asoma la cabeza en las tertulias
diciendo más dislates que agudezas.