En estos días que estamos al amparo amoroso del signo de Acuario, recuerdo con fulgor indeleble que muchas de las mujeres más importantes de mi triste vida son acuarianas. Ellas tienen grabada en mi corazón un templo que siento que los vaivenes de la vida no moverán.
La primera y principal, mi madre, 26 de enero. Como a muchos, no me caben las palabras en la boca para decir cuánto la quiero. La segunda y no menos importante, mi hermana, 31 de enero, acuariana de pro. Ella luce siempre la sonrisa en los labios y la alegría en la mirada. Casualidades del destino o redes que teje el Supremo Hacedor, el 14 de febrero es el cumpleaños de mi tía Fili, una de las mujeres más bondadosas que ha pisado esta tierra y ahora recorre las veredas celestiales. El 18 de febrero es el cumple de Mariasun, una mujer ya a punto de cumplir sus 20 abriles y la Agatita que el mismo día corona sus nueve añitos de inocencia.
Acuarianas son mis amigas Isabel, 24 de enero y Rosario, también el 18 de febrero, una mujer hermosa que cada sábado no dejo de visitar allí donde el cielo se confunde con la mar, allí donde el tiempo no tiene importancia, allí donde el silencio es comunión con el aire y el misterio. Merecedoras todas ellas de todas las bendiciones del mundo mundial.
¡Ay!, si nos gobernaran las acuarianas otro gallo nos cantaría. El personal tendería más puentes de entendimiento, seguro, las rencillas serían menores y las sonrisas y alegrías mayores. Ellas, las acuarianas, son dúctiles, alegres, comprensivas y comunicativas. Inteligentes y sensibles gustan de tener una palabra amable con quien camina con ellas. Como el agua, son acogedoras y femeninas y como el líquido elemento su vida es un continuo fluir de idas venturosas y venidas conciliadoras.
Como buen géminis, los lazos de comunicación y las lianas de la armonía entre el signo del aire y la figura de los hermanos, no quiero que se rompa nunca pues una grandísima culpa de la felicidad que he vivido y atesora mi corazón es producto del amor que he recibido gratis de vosotras, acuarianas.
Algo presumidas y un punto de coquetas no os falta, no lo negaréis, pero bueno...un defectillo lo tiene cualquiera. Todo se acepta bajo el abrigo de vuestra líquida y cálida presencia.
Este es un canto a vosotras, mujeres acuarianas, niñas de mis ojos, estrellas de mis caminos para alumbrar las noches de mis días. A vosotras os canto con un amor que no llenan las palabras.
Conmigo vais, mi corazón os lleva.
