La sanidad pública se ha ido ganando con los años un prestigio que ha cruzado las fronteras. La española ha sido hasta el momento una sanidad de calidad, completa y para todos.
Las Universidades y centros hospitalarios han formado a buenos y grandes profesionales, de médicos a enfermeras/os. Los profesionales formados aquí son requeridos y codiciados por muchos países miembros de la UE y también de los extracomunitarios.
La medicina es una profesión con vocación de servicio, de aportación 1a la sociedad, con promesas de futuro y numerosos proyectos de investigación en auge. Lamentablemente esta realidad se desvanece, la política de recortes mal dirigida que aplica el PP, con la que pretende ahorrar más de 7.000 millones de euros en gasto sanitario, incumpliendo con ello una más de sus promesas electorales, nos presenta un panorama inhóspito y un futuro desolador.
Los centros hospitalarios con sus menguados y exiguos presupuestos y obligados ha acatar normativas asfixiantes, recortan sueldos a los trabajadores de la sanidad, quitan pagas y lo que es más grave recortan personal, limitando una plantilla que en la mayoría de casos ya era escasa.
Los proyectos de investigación empiezan a ser inviables. Los profesionales de la medicina no sólo han perdido la posibilidad de una proyección de futuro, sino que en muchas ocasiones están perdiendo sus empleos y por ende su futuro en sí.
Las partidas de material disminuyen, lo que lleva a plantearse si la consecuencia de ello es que se regatee con la calidad de los mismos, a fuerza de convertir el ejercicio de la medicina, en un mero ejercicio de contabilidad.
En muchos hospitales comarcales están desapareciendo las especializaciones, que se remiten al hospital de referencia de capital de provincia, que ve aumentar el volumen de trabajo sin posibilidad de acrecentar sus recursos.
Para los jóvenes enfermeros y enfermeras, auxiliares y licenciados en medicina que acaban en estos momentos su formación, las expectativas son tristes, ya que se encuentran con una imposibilidad total de incorporarse al mundo laboral, al menos en España.
Son ya muchos los profesionales en activo, que acuciados por la situación se ven empujados a emigrar para poder ejercer su profesión, ofreciendo su talento a otra parte del mundo.
La sanidad pública ha estado mal gestionada, esto es un hecho. Por poner un ejemplo, se han gastado 917 millones anuales en atender a los 700.000 extranjeros, que realizan lo que se ha dado en llamar “turismo sanitario”, cuyo gasto no fue remitido a sus países de origen. Se ha esperado a que la situación fuera realmente alarmante para plantearse, la revisión de los convenios con los países que no pagan los gastos sanitarios prestados, así como la revisión y aplicación de la normativa europea y su adaptación a la ley española.
La insostenibilidad del gasto público sanitario no debiera subsanarse con recortes en sueldos, personal, especializaciones, material o investigación. Sino eliminando los gastos de otros muchos departamentos, cargos públicos de confianza y servicios exclusivos, facturados a las arcas públicas, como vuelos en primera clase, cenas y otros dispendios. Revisando la gestión de las partidas, la efectividad de los procesos, eliminando siempre que sea necesario, la pérdida de efectivo a través de larguísimas cadenas de intermediarios y situando el copago, sólo en determinadas y estudiadas situaciones o supuestos.
Porque la sanidad es un derecho de todos, porque en tiempos de crisis, la salud flaquea con mayor asiduidad y los recursos de los ciudadanos para encaminarse a una atención médica privada son cada vez más escasos, deberíamos rechazar de manera enérgica estas medidas.
Por el contrario se debería apostar por la sanidad de calidad, universal y especializada.
Es curioso que para contratar más agentes fiscales e inspectores de hacienda, si ha habido presupuesto.
Es evidente que el nuevo estado de las cosas no les preocupa al partido dirigente, de ser necesario, los señores miembros del PP, compraran un billete de avión en Business y volaran a Washington, Londres o Suiza, para ser atendidos, por los mismos profesionales que ellos obligaron a emigrar.
Así que permítanme decir: - “señores gobernantes, dejen de jugar con nuestro futuro, de rebajar la atención sanitaria, no jueguen más con nuestra salud. Señores del Partido Popular ¡dejen de regatear con la sanidad!”.