Un cuadro del pintor Arturo Asensio, es la carta de presentación de una exposición del Museo Arqueológico Regional de Madrid, de Alcalá de Henares, que durará hasta el 8 de abril. ¿Qué tiene fuera de lo habitual una exposición de arte del Paleolítico para que me haya llamada la atención? La ilustración que se utiliza como imagen de la exposición.
Representa a una mujer chamán pintando los bisontes de las Cuevas de Altamira. Y ya era hora, que, al menos oficiosamente, se empezara a considerar la posibilidad de que la mujer, en gran parte, o quizás en la mayoría, fuera la autora material de muchas de las pinturas paleolíticas. Hice esta afirmación hace años en mi libro “Ilustres y desconocidas”, basándome en las manos que se encuentran impresas en la Cueva de Maltravieso en Cáceres, en las que sin duda algunas de las manos eran femeninas. Con estas representaciones, que se repiten en muchas cuevas del todo el mundo, ya tenía un punto de partida para reivindicar otras pinturas rupestres, en las que la estética, de las mujeres representadas, no concordaba con la habitual forma de pintar masculina, en la que habitualmente plasman a la mujer con un toque de sensualidad, mientras que cuando ellas lo hacen como en el caso de la impresionista Berthe Morisot,(S. XIX. Empolvándose) o Isabel Bishop (1914, El Imprescindible espejo de mano), prescinden del aspecto del atractivo sexual, para fijarse en la coquetería. Algo que podemos encontrar en pinturas rupestres en las que la presencia de la mujer con largas faldas o con diversos abalorios de adorno, nos hacen sospechar de una mano femenina, más proclive al detalle en la representación de un vestuario o adornos, que otras con violentas escenas de caza o guerra, en la que sin duda la mano del hombre está presente. Lógico pensar, que si el hombre permanecía lejos de la cueva por varios días persiguiendo animales para darles caza, la mujer que habitualmente ha sido la chamán y la mediadora entre hombres y dioses ( hay más monjas que curas, y más adivinas y curanderas, que hombres) hiciera las pinturas en la cueva para propiciar por parte de los espíritus la caza de los animales representados.
Y mientras los hombres estaban fuera. ¿Qué hacían las mujeres? Crear la tecnología. Las mujeres que aparecen representadas portando palos en las manos que llegan hasta el suelo, no representan una danza de fecundidad o fálica, como algunos han insinuado, sino que son instrumentos de un descubrimiento que revolucionaría la humanidad y provocaría el sedentarismo y la creación de pueblos y ciudades. Habían inventado la agricultura, tras su labor recolectora, constataron que una semilla enterrada podía crecer y con los palos h
¿Y su sexualidad? Eran elementos pasivos sólo para la procreación como se quiso implantar en la época victoriana? Nada más lejos de la realidad. Sus deseos poco tenían de diferentes a los actuales. Son muchos los falos en hueso que se han encontrado calificándolos “pacatamente” como bastones de mando, pero no hay tener mucha imaginación para descubrir que bien podrían tratarse de consoladores. El conocimiento del cuerpo femenino y de los elementos del mismo que podrían otorgarle placer, también lo podemos constatar en la representación de las vulvas como la que se encontró en Bédhillac en Ariege (Francia), realizada en arcilla pero que lleva una pequeña estalactita en el lugar del clítoris, con evidencia de haber sido friccionada, de una manera similar a la que se realizaría en una masturbación.
Pero una nueva sorpresa que nos descubre que la homosexualidad femenina no es cosa de ahora. Otro “bastón de mando” , el doble falo Magdaleniense, nos haría sospechar sus uso en las relaciones sexuales de dos mujeres en la prehistoria.
Hallazgos, que sólo vienen a confirmar una cosa que es evidente, que no hemos cambiado en miles de años, lo hemos hecho con nuestro entorno, pero seguimos siendo los mismos. Lo único que parece estar cambiando es la idea, de que la mujer no ha sido un ser invisible, en el transcurso de los tiempos y que la historia y la cultura no ha sido una cosa exclusiva de hombres. El reto es ir descubriendo que el Arte sí que ha tenido artistas y aunque desconozcamos su nombre sí su sexo, y que en los avances de la Humanidad uno de los grandes artífices, ha sido la mujer.