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ISSN 1989-4163

NUMERO 69 - ENERO 2016

Querido Planeta Tierra

Cristina Casaoliva

 

     

Querido planeta Tierra, desconozco si  somos tus propietarios como parece ser la creencia general  o si somos tus afortunados inquilinos. No podría asegurar si somos socios con desavenencias o si los humanos somos una plaga milenaria que te ha caído encima.

Puede que el  Planeta Tierra sea el mayor tesoro del Universo o tan sólo uno entre muchos planetas habitables que a día de hoy desconocemos.
Me sale pedir disculpas por nuestros abusos, por nuestros expolios, por nuestra ignorancia. Pedir escusas por nuestra soberbia, por nuestro egoísmo, por la intolerancia y la falta de respeto que impera en el resto de apartados de la vida humana.

El Planeta está acusando las consecuencias de nuestras desmesuras y ahora que estas afectan al hombre, al rico , al pobre , ahora que amenazan el futuro como nunca había sucedido antes parece que quieren poner cartas en el asunto.

A finales del recién despedido 2015, se reunieron un total de 195 países, a lo largo de dos semanas en París hasta alcanzar un acuerdo contra el calentamiento Global.

El presidente François Hollande lo calificó como “ el primer pacto universal  sobre negociaciones climáticas”. Este es el compromiso definitivo, internacional y vinculante para la lucha contra los gases de efecto invernadero.            

Este pacto es el punto de partida para ciertos grupos ecologistas como Greenpeace, que consideran el pacto un inicio para el abandono de los combustibles fósiles aunque matiza que los compromisos adquiridos son insuficientes para conseguirlo.

Otras entidades son más críticas y hacen un balance negativo de la cumbre, así Ecologistas en Acción la califica de “decepcionante” y asegura que han dejado fuera del tratado aspecto de vital importancia como “la perspectiva de género, los derechos humanos, los refugiados climáticos, ladescarbonización, la financiación adecuada…”.

El pasado 2015 hemos vivido algunas acciones favorables a la mejora ecológica del Planeta y la restauración de los ecosistemas, como la paralización de  los proyectos de prospección en el Ártico, el compromiso de la Industria de la moda en reducir las sustancias tóxicas en sus creaciones, la paralización del proyecto minero cercano a la Gran Barrera de Coral Australiana, la paralización del cementerio nuclear de Cuenca o la paralización de proyectos y prospecciones en Málaga,Valencia  y Canarias.

En el  desaparecido 2015 hemos vivido por primera vez una seria preocupación  por la mala calidad del aire en las ciudades. El destape de los fraudes automovilísticos a nivel medioambiental. Hemos sido testigos del  parón al desarrollo de las energías renovables impuesto por el ministerio de Industria a golpe de real decreto, en concreto el de Autoconsumo, y la aprobación de la ley de Montes que permite construir en zonas incendiadas. Hemos visto como permanencia  abierta la Central Nuclear de Garoña, así como la falta de fiscalidad climática y la entrada de transgénicos  y sustancias tóxicas en la UE.

El mismo Papa manifestó el pasado año “ la responsabilidad del sistema económico, de la política internacional y local y de la cultura de consumo de masas en la destrucción del planeta y la pobreza”.

En conjunto preocupante y desolador. Una declaración de intenciones que queda escasa en objetivos y voluntad de resolución, sobre todo cuando topa con el muro del Capital, con el ciclón desmedido de los beneficios egoístas y la lucha de poder, cuando se enfrenta a los monopolios, el individualismo, el ego humano desmedido y los intereses bursátiles.

Es por todo ello que hoy me apetecía escribirle una carta a nuestro querido Planeta Tierra, en lugar de escribirla a los Reyes Magos. Desde luego se la merece más y a lo largo de su historia ha obrado más de un milagro.

Querido Planeta  Tierra me faltan palabras ante tu inmensidad, así que te mando un gran y respetuoso silencio. Una súplica muda, un suspiro al viento, un susurro a las estrellas, una plegaria sincera y eterna. Te mando mi gratitud sin límites, mi admiración, mi aliento.

Querido Planeta Tierra, mil preguntas en la cabeza, frases y conceptos. Sin embargo un solo verbo impera.  VIVE.

Querido, querido Planeta Tierra.

 

 

Querido planeta tierra

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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