Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la manifestación de ayer en favor de la reagrupación de presos de ETA y su transferencia a cárceles del país vasco.
Vi como te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para ti ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.
Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo y que contáis con el apoyo de comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONGs etc. etc. Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación. Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades y las despensas que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia. Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familia etc. Si aún no lo sabes yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al instituto y que al pasar cerca de un coche aparcado, este hizo explosión a causa de la bomba lapa que tu hijo puso en los bajos de ese coche. En la próxima visita cuando tú estés besando y acariciando a tu hijo yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba.
Ah! se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los días.