Steve Harley es uno de esos músicos que, a pesar de sus innegables méritos, en España es casi un desconocido. Sólo la aparición de su mayor éxito “Make me smile (Come up and see me)” en la película Full Monty, hizo que su nombre sonara durante un tiempo en nuestro país…, con veintidós años de retraso. Quizás una de las cosas más desconcertantes es que Harley nunca ha parecido interesarse por la fama y que tras una década en que convulsionó el panorama musical británico, desapareció durante doce años. A lo mejor parte de la explicación está detrás del hecho de que en su infancia sufrió poliomielitis y permaneció cuatro años ingresado en hospitales. Eso debe marcar carácter.
A pesar de que continúa haciendo música –de hecho, el próximo mes de abril está previsto que publique el álbum “Strangers come to town”- fue durante la década de los setenta cuando, junto con el grupo Cockney Revel, creó lo más trascendente, trasgresor y reivindicativo de su carrera. Steve Harley y Cockney Revel surgieron prácticamente desde la nada, pero su primer álbum “Human Menagerie”, de 1973, es una auténtica obra maestra, aunque fuera del ámbito comercial. Es de esos álbumes que uno escucha por primera vez y sacude algo dentro de tu cerebro. Ya sólo la portada –una foto de Steve y los Cockney Revel, entre el glam de David Bowie y el de los New York Dolls-, nos da una idea de que aquel vinilo guardaba sorpresas entre sus surcos. De ese disco imprescindible destacaría su primer éxito “Sebastian”, que triunfó en Bélgica y Holanda, pero sobre todo, un orquestado “Death trip” que muestra evidente de su calidad como compositor. Sin lugar a dudas es uno de los mejores discos debutantes de la historia, y desde luego, de la década. Las canciones de Humena Menagerie son difícilmente identificables con cualquier otro disco de su época. Recorre tránsitos que van desde lo inextricable hasta el pop más sencillo en una orgía de sonidos memorables. Este disco, en sí mismo, hace merecedor a Steve Harley de un lugar en la historia del pop.
Durante esa década de los setenta fue regurgitando piezas de un rompecabezas que a ningún mitómano le puede dejar indiferente: The Psychomodo (todavía como Cockney Revel), The Best Years of Our Lives (ya como Steve Harley & Cockney Revel), Timeless Flight, Love’s a Prima Donna, el directo Face to Face, Hobo with a Grin (ya como Steve Harley) y The Candidate. Si escuchas cualquiera de ellos, encontrarás a buen seguro, canciones que te asombrarán, te fascinarán y te repugnarán. Pero no te dejarán indiferente. Sus mezclas de guitarras, violines eléctricos y voz emocionante y desgarrada. Encontrarás letras en The Psychomodo pletóricas de referencias oscuras, donde el propio Steve se compara a sí mismo con Quasimodo en el plano psíquico y, como en todos sus álbumes de la década, un totum revolutum de influencias y sonidos que logran que el oyente no tenga posibilidad de etiquetarle. Con The Best Years of Our Lives parece terminar una primera etapa de Harley, que casi se podría definir como paranoica.
En Timeless Flight, Harley abandona la estéril lucha por crear un sonido absolutamente diferente y se centra en los mensajes de las letras, aunque dejándose influenciar por otros artistas como Dylan y el funky. Love’s a Prima Donna es el último intento experimental, casi alcanzando el nivel de excentricidad de sus primeros dos álbumes y con composiciones de gran nivel, como el apasionado (If this is love) Give Me More. Steve Harley tenía un gran directo y Face to Face es una buena muestra de ello, aunque los miembros de Cockney Revel ya estaban en pleno proceso de desintegración. La desgarrada voz de Harley nos invita a asomarnos al precipicio una y otra vez a lo largo del doble álbum. Hobo with a Grin es quizás uno de los álbumes más sinceros de Harley y donde muestra más a las claras sus fantasmas, como en (I don´t believe) God is an Anarchist o el Hot Youth que os dejo para que escuchéis. The Candidate viene a ser un epitafio de su década mágica, donde su inclasificable estilo deja paso a un pop más tranquilo e íntimo, abandonando sus demonios para regresar a un lugar donde la música no tiene que transformar el mundo y la humanidad.
De pronto, el silencio…
Steve Harley no publica nada más en los doce años siguientes, hasta 1992, cuando aparece Yes You Can. En 1996 edita Poetic Justice. En 2005 The Quality of Mercy, y se espera que, en 2010 , saque Stranger Comes to Town. Todos ellos merecen ser escuchados, aunque la revolución anárquica ha desaparecido de su música. Cuatro álbumes en treinta años. Cuando menos, es inquietante. Pareciera que Harley padece un síndrome: huye de la fama que la música genera. Como un adúltero arrepentido, intenta olvidar los sentimientos que su amante le despertó y lucha por olvidar aquella pasión irresistible. Pero no puede resistirse a volver, de tanto en cuando, al lecho de su amante: la música.
Si estás aburrid@ de la música enlatada y sin personalidad, date un paseo por la discografía de Steve Harley. Una vez superado el primer momento de incredulidad, no abandonarás ya jamás sus caminos repletos de baches y piedras.