José Luis Cancho, o el Camino In-Verso
Estel Juliá
No hay nada como pasar una gripe para tener el tiempo necesario para la lectura, para cumplir con los asuntos pendientes.
A José Luis Cancho, autor de Lento proceso, no le conozco personalmente, pero, a raíz del correo que recibí comunicándome en septiembre de 2013 la presentación de su libro en el Koldo Mitchelena Kulturenea (Institución con la que me une una buena relación), entablamos contacto virtual. José Luis, me ha mantenido puntualmente informada del discurrir de su libro y de los eventos relacionados con la editorial Papeles Mínimos, de modo que unos meses después, recibía de su mano la comunicación de Imanol Bertolo, su director, la noticia de una nueva presentación de su libro en Madrid.
Más tarde, en febrero de 2014, con motivo de una entrevista que me hicieron para la revista El Temps, a los pocos días recibía su felicitación vía e-mail, especialmente le gustó que dijera que soy “una autora que ha empezado a publicar en la madurez”. Pero lo que me gustó de José Luis, fue su amabilidad e interés por mi primer poemario, Mar d’estels (Barcelona: Editorial Témenos, 2013), teniendo en cuenta que él no habla catalán. Incluso, tuvo la amabilidad de aconsejarme sobre el envío de uno de mis manuscritos a Papeles Mínimos, y realizó el seguimiento posterior. Esto es algo por lo que le estoy muy agradecida aunque el intento de publicación, finalmente, no tuviera éxito.
Lento proceso llegó a mi buzón procedente de San Sebastián, en el mes de junio de este año tras un largo viaje de ida y vuelta, San Sebastián – Valencia – San Sebastián, debido a un error en el código postal. Lo que no sabe José Luis, son las correspondencias que he establecido de inmediato en las primeras páginas de su obra. Como punto de partida, en ellas me he reconocido en la desangelada parada de autobuses de Pio XII, en San Sebastián, solitaria, antes del amanecer, descendiendo del autobús tras el viaje nocturno y buscando una cafetería abierta en la que desayunar con el solo objetivo de recorrer una larga caminata hasta Urdaneta Kalea. Una vez allí, con los primeros rayos de sol y el gorgoteo de las palomas que me acompañaban hasta las 8:30, esperaba la hora en que abría las puertas la biblioteca del KMK, mi objetivo,la búsqueda de material para mi tesis doctoral.
En esta experiencia, muy bien podía haberme cruzado con el protagonista de Lento proceso, un hombre silencioso y observador, un “nómada mecido por un viento suave, cálido y poderoso” que se inspiraba en El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki para realizar el viaje inverso en busca del Sur. Desde las primeras páginas se percibe esa lentitud típica de los rituales, el sentido circular de la narración lleva al lector a una sucesión de lugares evocados que tienen su punto de partida en San Sebastián; Burgos, Madrid, Málaga, Managua, Tolouse…
Terrazas y balcones juegan un papel importante en la construcción del relato de la primera parte del libro en la que la soledad y el vacío son las coordenadas sobre las que se muestra el escritor en blanco. Su contemplación discurre entre el presente y el pasado, el silencio recurrente remite a los espacios orientales, ambos, son excusas para un escritor que ejerce la procastinación deliberadamente y rastrea la realidad en busca de argumentos para su novela.
Pero en la novela de José Luis Cancho, hay fragmentos de intertextualidad que reconducen al lector hacia otras obras, otros personajes, otros autores: Werner Herzog, Dostoievski, Thomas Mann, Frank Kafka, Emily Dickinson... todos ellos se conjugan con los breves apuntes de lo que podríamos denominar el “taller de escritura” que el protagonista expone en esta primera parte donde, además el argumento deja al descubierto la visión personal del universo femenino. Si bien, en un principio, es la seducción de la imagen de la mujer el elemento catalizador, más tarde será la percepción del amor “reducido a palabras” que acabará aliándose con el éxtasis y la depravación.
Decía José Luis Cancho, en octubre de 2013, durante la presentación de Lento proceso en Valladolid que era su “novela más personal” en relación con el estilo autobiográfico. No me interesa identificar a José Luis como el personaje central de su novela, porque no le conozco en profundidad y no tengo suficientes elementos de juicio. Pero sí que me interesa el juego especular que es capaz de provocar en el lector en el ejercicio de literaturización de la vida porque una novela es el resultado de la hibridación resultante entre la realidad y la imaginación, que se nutre de lecturas, fechas, acontecimientos, hitos, vividos y no vividos, por el autor. En este sentido, Lento proceso, incorpora los relatos de corte autobiográfico, de Julia, uno de los personajes. Podríamos decir que son relatos de separatidad (término acuñado por Eric Fromm) que provocan la emergencia del lado oscuro de la biografía de sus protagonistas a través de sus heterónimos.
La segunda parte de Lento proceso desemboca en un juicio final al protagonista que se ve sumido en un diálogo consigo mismo, en él toma las riendas de la narración y pone las cartas boca arriba, son unas “cartas tramposas de escritor maduro que juega a ser amigo y consejero” para lograr su fin último, escribir una novela.
La alusión al viaje “in-verso” que hago en el título de este artículo, se basa en el material poético que encierra la narración en forma de prosa poética, porque José Luis Cancho tiene mucho de poeta y apunta a la poesía también como fuente de inspiración. En esta segunda parte emergen unos versos de Gamoneda… “Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte”.
Pero en relación con la poesía cabe decir que José Luis, al final de la presentación que realizó en Valladolid, apelaba a los últimos versos del poema de Borges “Elogio de la sombra”. En el poema se resume la percepción de la pérdida de la visión de la que fue testigo el poeta, bien podríamos referirnos a él como un elogio a la paz de la ceguera que nos viene a decir que al final del camino vital, solo quedan “el hombre y su alma” concentrados en un centro. Este centro, en Lento proceso, corresponde a las últimas páginas del libro donde el autor expone un relato en clave de memoria, con él, el resto del libro parece transformarse en algo accesorio.
Al punto de concluir este artículo he recordado que hace un año, Eduardo Moga (un escritor a quien me gustaría conocer) escribía en su blog: “No conozco a José Luis Cancho. Nunca nos hemos visto en persona. Entré en contacto con él, por carta –entonces todavía se escribían cartas–, hace bastantes años, cuando publicó el primero de los dos libros que vieron la luz en DVD ediciones: Grietas, en 2001, e Indicios, en 2004.” Esta afirmación que parece coincidir con la que yo exponía al comienzo, me sugiere una declaración sutil de poner distancia entre autores (cada cual en su “centro”) y no deja de poner de manifiesto que el mundo de la literatura también vive un estado de separatidad (al que me referí anteriormente); separatidad basada en la búsqueda de experiencias que acaba produciendo el vacío, el mismo vacío que sufre Juan a lo largo de Lento proceso, el mismo vacío que sufre su autor; es un vacío que se deposita en círculos concéntricos, como un poso, a medida que se anda el difícil camino de la escritura.
Bibliografía
Borges, Jorge Luis. 2005. Elogio de la sombra. Buenos Aires: EMECE.
Cancho, José Luis. 2013. Presentación de Lento proceso en Valladolid, 24 de octubre de 2013. <https://www.youtube.com/watch?v=i_eiSf3mdKw>
Dostoievski, Fiódor. 2011. El jugador. Madrid: Editorial EDAF.
Fromm, Erich. 2000. El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor. Barcelona: Paidós.
Gamoneda, Antonio. 2003. Libro del frío. Madrid: Ediciones Siruela.
Herzog, Werner. 2003. Del caminar sobre hielo: Munich-París. Del 23 de noviembre al 14 de diciembre de 1974. Barcelona: Ediciones La tempestad.
Mann, Thomas. 2001. Muerte en Venecia; Mario el mago. Barcelona: EDHASA.
Moga, Eduardo.2014. “El lento proceso de José Luis Cancho”, en Corónicas de Ingalaterra. Blog de Eduardo Moga. <http://eduardomoga.blogspot.com.es/2014/04/el-lento-proceso-de-jose-luis-cancho.html>
Tanizaki, Junichiro. 2008. El elogio de la sombra, Bilbioteca de Ensayo I (serie menor). Madrid: Ediciones Siruela.