Usar la palabra democracia sólo para aleccionar a tus congéneres pero regirte por la ley de la santa imposición es un pecado que no es exclusivo de la derecha, tan exclusivos ellos, sino que la izquierda más radical, curiosamente en un juego de ironías nada graciosas, hacen también gala de ello, como sucede a los miembros de la CUP imponiendo sus términos e intentando ver sus criterios hechos ley.
La CUP se ha convertido en la piedra en el zapato del proceso soberanista para alegría del PP y Ciutadans, da que pensar.
Se han equivocado exigiendo resultados a medida como si el proceso de investidura se tratara en realidad de su particular carta a los reyes magos.
Quizá sea una cuestión de memoria y entre tanto perro-flauta, como diría mi amiga, andan confundidos creyendo que tienen 62 diputados en lugar de 10.
Los catalanes que votaron en masa a favor de la independencia de Catalunya, los jóvenes que les entregaron su voto y su confianza, deberían y deberíamos exigirles responsabilidades por su comportamiento, ególatra, egoísta y antidemocrático.
Su reiterada cabezonería al rechazar la investidura de Mas como si ellos fueran los elegidos a dedo para indicar quién debe presidir el país y liderar el movimiento soberanista que Mas inició ha sumido el proceso en un stand by exasperante e imposible de mantener.
Han demostrado no estar a la altura del Proyecto de la República más preocupados por imponer sus exigencias que por no frenar el avance del mismo. Cuando CUP dice “Catalunya demana…”se refiere solamente a lo que la CUP pide, esgrimiendo el talante caprichoso de un niño mal criado.
Han fallado a los independentistas al ralentizar el proceso negándose a consensuar un resultado, abocando al país a unos nuevos comicios que los catalanes no deseamos.
Con su negativa en las pasadas elecciones a formar parte de Junts Pel Sí perjudicaron el proceso al que dicen apoyar y ahora, en su línea de ir por libre y buscar titulares a costa de lo que sea perjudican al País, al proyecto de República y a sus votantes.
Han errado ninguneando la respuesta masiva expresada en la “Via Catalana”, en la “V” y en la “Meridiana” y los años de esfuerzo y entusiasmo ciudadano, demostrando que para ellos es más importante seguir criterios propios que escuchar las voces que claman “basta ya!”.
Me pregunto si son conscientes de que ponen palos a la rueda del proceso que desean capitanear. Pero señores de la CUP, ese proceso tiene un capitán que se llama Artur Mas, votado por todos los catalanes y catalanas que hicieron a Junts Pel Sí ganadores de las elecciones. Están dando argumentos a los escépticos y proporcionando munición al sector español más opositor y reaccionario.
Actúan claramente en contra de una República a la que han dicho sí, casi como si estuvieran en nómina de los populares y muy en la línea de estos mismos, se lavan las manos a la hora de asumir responsabilidades.
En democracia señores de la CUP, el presidente del gobierno lo decide el pueblo y sólo él exige su dimisión.
En democracia, si uno se presenta a las elecciones esgrimiendo la sinceridad como bandera, asegurando ser distintos a los políticos conocidos, uno debe actuar en consecuencia y si vota sí a la República, trabajar en su favor con algo más que panfletos manidos y propaganda barata.
En democracia señores de la CUP, es irrisorio exigir que todo un país se adapte a la CUP , como si fueran los portadores del santo grial, únicos poseedores de la verdad.
Deberían dejar de actuar como si sus demandas fueran ley, preocuparse menos de sus constantes exigencias y quejas y más del proceso soberanista que mantienen en pausa indefinida en un momento vital, en contra de lo que clama el pueblo, el sentido común y el sentido de responsabilidad electoral al que deberían ceñirse.
Y por último señores de CUP, en democracia el hecho de estar imputado no te convierte en culpable y por tanto, en la presunción de inocencia puedes y debes ejercer el cargo para el que has sido elegido. De otro modo la oposición tendría carta blanca para deshacerse de los candidatos molestos, con sólo presentar una demanda y que esta se admita a trámite. Y teniendo en cuenta que la justicia española y el Constitucional, en cuestiones relacionadas con Catalunya, para demostrar su ecuanimidad y transparencia siempre esgrimen veredictos en sintonía con las necesidades del Partido Popular y en contra del pueblo catalán, el hecho de que imputen al señor Mas no es para nada un motivo para exigir su cese como presidente.
Y por si en su club de “ferigoles” no se habían dado cuenta aquello de “fuera por qué este no me gusta señu….” no servía ni en el cole.
Dejen de darse palmaditas en la espalda y de coleccionar titulares con su foto y trabajen para la República por la que votaron o al menos, dejen que lo hagan los demás. Para el resto de exigencias aprovechen las fechas que se acercan y escríbanle una carta a los Reyes Magos.