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ISSN 1989-4163

NUMERO 52 - ABRIL 2014

La Comarca Bajo la Niebla

Joaquín Lloréns

Autor: Zygmunt Domoslawski. Editorial Urbis Tertium, 2014. 289 pp. 18€

La editorial Urbis tertium nos tiene acostumbrados a la ecléctica variación de sus temas y autores. Con la publicación de “La comarca bajo la niebla”, del inclasificable escritor polaco Zygmunt Domoslawski, consigue dar una nueva vuelta de tuerca al respecto. La novela tiene una estructura monolítica, cuyo formidable pilar lo amalgama el monólogo interior de un anciano de ochenta y cinco años, Bogumil Ksawery, al que le van a dar una fiesta de cumpleaños junto al rio Smierc –“muerte” en polaco-. Pese a que su estructura tripartita y su aura alegórica nos traen a la memoria “Mi idolatrado hijo Sisí” de Delibes, nos encontramos ante un libro más ambicioso, casi filosófico, sin siquiera un solo diálogo que nos distraiga del objetivo del autor. Todo es reflexivo y, a pesar de que a lo largo de sus páginas nos encontramos con multitud de personajes que se cruzan con el protagonista, ninguno de ellos tiene voz propia.

En una lectura superficial, el argumento de “La comarca bajo la niebla” relata la vida de Ksawery repartida en tres etapas. La primera recorre sus primeros años, desde su nacimiento hasta el fin de sus estudios que, al igual que el de todos los habitantes de la comarca, se desarrollan fuera de ella. En la parte central, Ksawery regresa a la comarca que vive bajo la perpetua niebla que marca la existencia de sus habitantes, constriñéndolos a un transcurrir rutinario y un amargo día a día, sólo roto por las excursiones festivas a la piscina del rio Smierc, único lugar donde las nubes bajas, de tanto en cuando, se rasgan dejando ver el sol, lo que provoca un estallido de alegría, vida y sentimientos. La última parte se centra en los últimos años de Ksawery, que, cansado, vive sin salir a penas de su casa, de espaldas al rio adonde ya no acude con la esperanza de ver el sol, y donde el recuerdo y la reflexión ocupan todo su tiempo.

En realidad, “La comarca bajo la niebla” es una lúcida y amarga alegoría de la vida de cualquiera de nosotros, con una óptica pesimistamente schopenhaueriana. La niebla no es sino un símil de los límites con los que el mundo –o nosotros mismos, como reflexiona en el último capítulo Ksawery- limita nuestras posibilidades de alcanzar la felicidad. Así, en la primera parte de la novela, Ksawery vive sus primeros años de vida en la comarca, bajo la niebla que, en la primera infancia –la urdimbre materna- no le afecta profundamente, ya que su existencia se limita a lograr ser consciente de sí mismo y a ser capaz de comunicarse con el mundo. Los siguientes años, fuera de la comarca, bajo un cielo azulado su existencia, si no feliz, es un remedo de la misma, marcada por el maravillarse ante lo nuevo, los conocimientos, las nuevas experiencias, el despertar de la sexualidad... Pero, como reflexiona en la tercera parte, no es consciente de ello. La segunda parte, con el regreso a la comarca, abarca su madurez, donde la niebla de la rutina, del enfrentamiento a las responsabilidades, del sacar adelante un matrimonio y sus hijos, marca las estaciones y sólo se atisba la felicidad en momentos puntuales en el rio, donde, sin previo aviso, el sol rasga la impenetrable cortina y los habitantes de la comarca ríen, juegan, se aman y se realizan. Pero sólo escuchamos la voz de Ksawery. No en vano, según afirma Ksawery, “el sentido último de nuestra vida existe exclusivamente en nuestra propia mente”. En cuanto a la última parte, Ksawery vive prácticamente enclaustrado en su casa. Ya no tiene deseos ni ánimos para buscar la felicidad –jamás acude al rio- y reflexiona sobre el porqué los habitantes de la comarca siempre regresan a la misma, aun sabiendo que allí la felicidad nunca es plena; donde la dicha sólo se atisba “como el pie del arcoíris”, sin llegar jamás a alcanzarla, llegando a la conclusión de que “el hombre no sabría qué hacer con una felicidad continua y acabaría creando su propia niebla. ¿Acaso no es eso lo que ocurre en la comarca?”. El libro termina cuando los habitantes de la comarca se aproximan a la casa de Ksawery para llevarlo a celebrar su cumpleaños en el rio –¿De vida o (Smierc) de muerte?-, donde todo termina, con la esperanza de que el sol brille al apagarse él, y no ser devorado por la nada eterna.

 

 

La comarca bajo la niebla

 

 

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